Acerca de
Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual
Historia
Reseña histórica de la llegada del Evangelio a México
El día 6 de Enero de 1924, un varón de Dios procedente de Irlanda del norte y de nombre JOSEPH STEWART haciendo viaje en barco desde aquel lejano país, llegó al puerto de Tampico Tamaulipas de la República Mexicana con un grande deseo de cumplir el propósito de Dios cuando dijo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura. Las autoridades migratorias lo interrogaron sobre el propósito de su viaje. A lo que contestó: VENGO A PREDICAR EL EVANGELIO.
Trabajo que inició de inmediato primero en algunos templos donde se lo permitían y por las casas cuyos moradores escucharon la voz del evangelio. Fueron muchas las personas que al oír el mensaje por nuestro hermano JOSEPH STEWART comprendieron y sintieron el llamamiento de Dios nuestro Señor, se menciona entre los primeros creyentes a los siguientes Hnos. J. Carmen Barrientos y su esposa Francisca Segura; Juan Carreón Adame y su esposa Joaquina Martínez; Victoriana Segura, Siria Segura y muchos mas.
Fueron 2 años con 10 meses los que dedicó sembrando el evangelio de salvación en la República Mexicana, en este espacio de tiempo la historia narra numerosos acontecimientos donde la mano de Dios se hacia manifiesta dando testimonio en la naciente iglesia.
Historia de la Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual
Prólogo
Habiendo logrado con la ayuda de Dios la publicación de la primera edición de la Historia de la Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual en el año de 1992, hoy presentamos al pueblo cristiano ésta segunda edición, corregida y aumentada.
Las correcciones se han hecho, sobre todo, en la ubicación del lugar de nacimiento del Misionero Hno. José Stewart, así como en algunos datos relacionados con su familia y sus viajes misioneros. Sobre lo anterior, cabe hacer mención de la infatigable labor de investigación llevada a cabo por nuestro amado hermano Benjamín Hernández Arroyo; quien, al frente de la Comisión de Historia de la Iglesia, logró con satisfacción la localización de una buena parte de la familia del insigne misionero Irlandés y junto con ello los datos precisos que se insertan en este volumen; su entrega a este trabajo y su persistencia han rendido fruto y han dejado una profunda huella, impresa no solamente en los datos que hoy se conocen sino también en el ánimo de quienes le conocimos y convivimos con él. No esté ya con nosotros para ser testigo de esta edición, pues partió para hacerse presente con nuestro Señor Jesús.
Se ha aumentado la información histórica en la presente obra hasta el año 2000, gracias a la colaboración de los Obispos de Distrito y, en gran parte, a los documentos existentes en el archivo de la Dirección General de nuestra Santa Institución. Agradecemos primeramente a Dios y enseguida a la H. Convención de Ministros del Señor, la distinción de que nos han hecho objeto al nombrarnos para el desempeño de este trabajo; de la misma manera al Directivo General por su apoyo en todo tiempo para la realización de este proyecto. Esperamos haber cumplido, en la medida de nuestra capacidad y fuerza, lo que nos ha sido encomendado, remitiendo a Dios la Gloria y la Alabanza por este triunfo. LA COMISIÓN José Manacés Rodríguez Gaytán, Josué Zamarripa Araujo, Simeón Alvarado De Lara y Raúl Castañón Santana.
Introducción
La Historia es el registro por selección de los acontecimientos sucedidos en tiempos pasados y en forma cronológica, de manera tal que representa una vía de acceso al presente, para constancia de los actuantes futuros.
La presencia misma del hombre en la infinita mente del Creador, es un hecho que da origen a una fuente inagotable de acontecimientos.
El quehacer humano ha sido el centro de atención de los historiadores de todos los tiempos, acciones que tampoco han pasado desapercibidas ante los ojos de Dios. Al encauzar el hombre sus acciones al bien, va cobrando caudal el Río Sagrado de los hechos de Dios y los hijos suyos.
Así se conformó la Historia de los que por su influencia han dado como resultado la formación de un pueblo que a través de los siglos le sirve al Dios del Cielo, creyendo por fe en el testimonio fiel de los que escribieron los hechos magníficos de Jesús el Cristo. Esta es la aportación nuestra, como miembros del maravilloso cuerpo de Cristo a esta generación y a las que después de ésta siguieren.
Vino uno de allá, de tierras lejanas, trayendo a nuestra nación ese cúmulo de bendiciones que primero saciaron el alma de los de Jerusalem, después la de los de Judea y más tarde la de los samaritanos, llegando hasta estos términos que nos toca habitar.
Así sigue su curso la historia de la Iglesia fundada por Cristo. Es entonces cuando nuestro suelo patrio se estremece al oír la voz del evangelio de poder, que hace vibrar las conciencias hasta librarlas de las obras de muerte y ya regeneradas, las impregna de la santidad de Dios.
La predicación del Evangelio de Cristo por el misionero José Stewart a partir del año de 1924, fue acompañada por el testimonio de la aprobación Divina; prueba de ello es que, habiendo transcurrido el tiempo, permanece y aumenta cada día: ensanchando las tiendas, alargando las cuerdas y fortificando las estacas; creciendo en todas direcciones de conformidad a las promesas de Dios.
El relato de lo que el Señor ha hecho con su Iglesia desde tiempo antiguo y hasta ahora es interesante conocerlo, si no en toda su extensión, sí en los hechos más relevantes y que están contenidos en el presente volumen.
Es una realidad que la presencia de Stewart en América fue el principio del establecimiento de la Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual en México, cuyo desarrollo ha ido testificando Dios con abundantes manifestaciones del Espíritu Santo, dándonos dones del cielo y la esperanza viva que vibra en nuestro corazón por la fidelidad de sus promesas.
El Misionero
La Comisión General de Historia de la Iglesia, presenta los datos más trascendentes de la vida del insigne Misionero, hermano Joseph Stewart Hall, aclarando sobre el particular que optamos por no afirmar lo que no hemos comprobado y continuar investigando aquello que a nuestro juicio tiene importancia capital para establecer nuestro dicho con relación a la vida del misionero.
Joseph Stewart Hall nació el día 9 de septiembre de 1871 en Rosdermot (Rosedernate), Cloughmills, Co. Antrim, Irlanda, hijo del matrimonio formado por Joseph Stewart Sloan y Jane Hall, quienes fueron unidos en matrimonio el 15 de agosto de 1852. Procrearon una numerosa familia compuesta por diez hijos, de los cuales Joseph era el menor.
Los nombres de los integrantes de la familia fueron: Mary, James, Rosetta, William, Robert, Andrew, Matilda, Jane, Maggie y Joseph. Como miembros de la Iglesia Presbiteriana de Clough encauzaron a sus hijos a la vida religiosa, dedicándose a la agricultura, pues cultivaban una pequeña granja familiar. La vida en la granja se desarrollaba normalmente; Joseph tuvo la oportunidad de combinar perfectamente sus responsabilidades en el hogar y el cultivo de su vida religiosa. Joe, como fue llamado por su familia, según testimonio de su hermana Maggie, fue el mejor y más bondadoso hijo y hermano que jamás vivió, un trabajador espléndido en la granja, que no tenía ningún hábito malo y amado por todos, ancianos y jóvenes.
Convertido al Señor a sus dieciséis años, Joseph desde muy temprana edad manifestó su entusiasmo por el evangelio y su firme y profunda devoción se tradujo en un testimonio de vida intachable; esto le concedió el beneficio de disfrutar el respeto de los suyos y aún de los extraños: Joseph era el hombre a quien Dios tenía en su propósito para llevar el mensaje del evangelio a distintos países del mundo, entre ellos México. Por el mes de septiembre del año 1893 llegaron a su pueblo natal dos misioneros, quienes predicaron en Clough y sus alrededores. El mensaje que exponían combatía el pecado e instaba a los creyentes a vivir una vida santa y en temor de Dios, predicando además el bautismo en el nombre de Jesucristo. Acompañaban a su pregón demostraciones del poder de Dios y el derramamiento del Espíritu Santo manifestado con el Don de lenguas.
Cuando Joseph recibió la predicación del verdadero evangelio de Jesucristo, tuvo una hermosa experiencia que él mismo describió como: ‘‘ El recuerdo del tiempo del arrepentimiento, búsqueda del corazón y consecuente bendición y gozo en el descubrimiento del camino de la santificación de Dios, cuando escuché por primera vez de la salvación plena.’’ En aquellos días se vivió un avivamiento religioso muy importante en esa región, muchos fueron bendecidos y nuevos convertidos se reunían. Para ese tiempo Joseph ya sentía el llamamiento de Dios para ser un evangelista; era un hombre joven, muy espiritual y buen cantor. En respuesta al llamado de Dios, se une el 29 de Diciembre de 1894 a La misión de Fe en Escocia. Maggie, su hermana, escribe: ‘‘Casi se le rompe el corazón dejando a padre y madre y cinco hermanas en la granja, y aunque lejos, nosotros sentíamos que él estaba ansioso de vernos aquí en casa, pero él regresaba a casa en días festivos para vernos y estaba muy bien’’. El 13 de Enero de 1895 inicia su tarea evangelizadora en la Costa Oeste de Escocia, lugar donde concentró su actividad hasta la fecha en que hizo viaje a España. Hace su aparición en el campo de trabajo en Adrishaig, teniendo como compañero de trabajo a J. B. M’lean. Esta misión se cerró en Febrero 13.
A partir del día 24 de ese mismo mes inició el trabajo en la misión de Bonawe, ahora trabajando con M’Alpine, esta misión se cerró en Marzo 31. De allí pasó a Cairnbaan, trabajando con M’Neill, esta misión cerró en Mayo 5. Para Junio de ese mismo año el área de trabajo es conocida como Distrito Oeste, y Joseph Stewart trabaja a partir del 15 de Mayo en St. Catherine’s, al lado de M’Neill, cerrándose la misión en Junio 5. A partir de esa fecha hasta el mes de Septiembre trabaja en Oban, Paisley, Kilmelfort y P. U.’s. Formando equipo de trabajo con otros Misioneros, el evangelista Stewart confirmó su llamamiento al entregarse al vasto campo del Distrito Oeste de Escocia.
En Noviembre 25 de 1896 escribió a “Bright Words”, órgano informativo de la misión de Fe, un resumen del trabajo realizado en el Distrito Oeste, teniendo como compañeros a los Misioneros Gillespie y M’Alpine. Este lo concluye así: “Tenemos el proyecto de numerosas aperturas nuevas para el inicio del año nuevo”. Reflejándose la fuerza de su vocación en el campo de trabajo, pues para el mes de Enero de 1897 aparece como Superintendente de Rothesay. Después de trabajar por dos años y dos meses bajo las órdenes del Señor J. G. Govan, Director de La misión de Fe, el día 11 de Marzo de 1897 fue despedido en Rothesay para viajar a España. El testimonio de la revista mensual de la misión de Fe del mes de Marzo, página 82, declara: ‘‘El misionero Stewart va a partir de allí y viajará a España, pues irá para auxiliar en el trabajo de la Señora Todd Osborne en Gibraltar. Él espera encontrar oportunidades para aprender español allí y si el camino se abre, luego su intención es dedicarse para el trabajo de misionar en Sudamárica. Muchos de los compañeros en Rothesay, juntamente con nosotros, lamentamos que ya no tendremos presente a nuestro hermano, ni su ayuda en el trabajo’’.
El día 19 de Marzo Joseph zarpó para Gibraltar, para trabajar en la bahía proveyendo ayuda a los soldados. El escribe desde España a La misión de Fe y dice: ‘‘Cuando arribamos a la bahía el 23 de Marzo, este lugar se veía bonito en la brillante luz del sol, y aun cuando uno lo observa de cerca, no pierde su belleza’’. Además menciona que ciudadanos, soldados y oficiales británicos, presentan un buen campo para un esfuerzo evangelístico. Agregó: ‘‘Mi trabajo es visitando buques mercantes que llegan a la bahía, distribuyendo evangelios, folletos y papeles entre oficiales y tripulación. Así es que es un privilegio hablar con ellos individualmente u ocasionalmente en pequeños grupos sobre el camino de la salvación’’. Transcurridas seis semanas y habiéndose entregado a la intensa actividad del rescate de las almas, el trabajo rindió sus frutos. El 6 de mayo relata el misionero las escenas vividas en el campo de trabajo en la Bahía: ‘‘Han pasado seis semanas desde que llegamos aquí y el ambiente y las personas que antes nos eran desconocidas ahora ya nos estamos familiarizando con ellos’’. Primeramente, sin duda debemos alabar a Dios por su guianza y lealtad, también por estar consciente de un incremento de su presencia y sus bendiciones cuando caminamos obedeciendo su mandato.
Y por todos aquellos que nos han recordado en sus oraciones, estamos agradecidos. Visitando los barcos que están en el Puerto es de muchas maneras trabajo muy interesante y un privilegio y oportunidad bendecida para hablar con muchos quienes por su situación encuentran poca oportunidad para ser guiados hacia Dios. Hombres de gran número de nacionalidades son encontrados y de los barcos Ingleses casi todos saben suficiente inglés para ser posible que entiendan lo que se les dice. Y luego el Señor tiene los suyos entre ellos, pero son pocos. Algunos de ellos no son muy listos, otros realmente están comprobando su poder de salvación. Un capitán nos dijo una historia interesante de alguien con una pierna enferma y que fue tratado de los médicos pero no mejoró, el Señor le mostró que confiara en él para sanarlo y el resultado fue que ahora esta muy bien. También cuando nos reunimos cada noche nos da gusto ver la gracia de Dios en las vidas de muchos hermanos redimidos de la mano del enemigo y levantados para caminar en Nueva vida. ¡Gloria a Dios!
El Misionero en Gibraltar
El trabajo misionero en Gibraltar, Sur de España, se prolongó por espacio de 6 meses; tiempo invertido en su inicio en buscar el contacto con la gente, repartiendo entre oficiales y tripulación de los barcos en el puerto, evangelios y folletos. Después las reuniones en la casa, bien asistidas por los soldados por cierto, las visitas a las barracas (cuartel), todo esto el Misionero lo resumió así: ‘‘Visitando las barracas, hay una amplia oportunidad para pláticas directas con los varones. Las juntas aquí en la casa son bien asistidas por los soldados, muchos con espíritu bondadoso que aman a nuestro Señor Jesús y creen en su poder para salvar a todos. Es una nueva y agradable experiencia.’’
Luego de añadir la vivencia de Gibraltar a su haber evangelístico y con ello mostrar la fuerza del llamamiento Divino en su corazón, Joseph Stewart es enviado por la Misión de Fe a El Cairo, Egipto. El día 4 de Octubre se encuentra a bordo en el barco S. S. Sinla, junto con la tropa de soldados Cameron Highlanders, listo para navegar rumbo a Alejandría, teniendo como destino final El Cairo, Egipto. La despedida la describe en la página 47 del Periódico Gibraltar and South Spain: ‘‘ Pasado el medio día, seguimos nuestro viaje después de despedirnos. Nunca nos despediremos en el cielo, empezamos En la foto: el hermano Stewart acompañado de un grupo de soldados a quienes impartió el conocimiento de la palabra de Dios.
Vista del Delta del Río Nilo en Egipto. Al fondo se aprecian las pirámides. a cantar ambos, los que se quedan y los que se van. Cuando ya no pudimos escuchar las voces de nuestros amigos que se quedaron, ellos bajaron a la orilla del muelle para seguir viéndonos, luego ya no los distinguimos en el gentío y físicamente nos separamos de ellos, pero no espiritualmente; estarán con nosotros en espíritu, especialmente en los tiempos en que se reúnan para orar’’.
El S. S. Sinla le transportó acompañando a los Primer Cameron Highlanders y gente de Argyll, Sutherland, Staffordshires, además de algo de armamento. El misionero aludió: ‘‘El barco está muy lleno’’. Ya caída la tarde, se dan cuenta que, motivo a algún error, tendrán dificultad para disfrutar de un lugar donde descansar; acerca de esto escribió: ‘‘Entendemos estos detalles, y nos hace sentir un poco incómodos, pero Aquel que hace que las cosas chuecas se enderecen aboga por nosotros y a las 8:30 p. m. nos encontramos en nuestras hamacas, felices en el Señor’’. No todo fue felicidad en el largo viaje a Egipto, pues agrega que por más de un día tuvieron que sufrir el azote de las aguas del mar: "el barco se movía mucho y como consecuencia tenemos malos recuerdos de experiencias no muy agradables en el aspecto físico por más de 24 horas".
Aun así la flama del espíritu se mantuvo siempre encendida en sus corazones, procurando hacer llegar en alta mar el testimonio de Cristo a los huéspedes del Sinla, de lo cual refiere: ‘‘Algunos de nosotros siempre nos juntábamos casi todos los días y tuvimos mucho gozo en lecturas de la Biblia, oración y canto de himnos. Pero sobre todo, teníamos mucha razón para darle gracias a Dios, pues nos dio la oportunidad de tratar personalmente con inconversos; desde la mañana hasta la noche, ellos nos rodeaban y muchos fueron a las pláticas que tuvimos. Muchos evidentemente estaban algo interesados, otros se veían ansiosos y algunos pocos tomaron la decisión de seguir a Cristo.’’ Transcurridos seis días de viaje, como al medio día del domingo 10 de Octubre, el S.S. Sinla arribó al puerto de Alejandría. El hermano Joseph fue recibido por el Reverendo M. Laurence y su esposa, quienes le brindaron una bondadosa hospitalidad haciéndole sentir en casa, en tierra extranjera. De esto escribió: "Verdaderamente, aquí podemos alzar nuestro Ebenezer y alabar a Dios por todos sus beneficios hacia nosotros. También por el espíritu de unidad y esperanza entre todos los hombres. Estamos seguros que Dios nos quiere bendecir en El Cairo. Él nos está bendiciendo y de nuevo confiamos en Él que cubrirá todas nuestras necesidades. A Él sea la gloria ahora y para siempre. Amén."
De la estancia en Alejandría y su arribo a El Cairo queda su memoria escrita en la publicación del periódico Gibraltar and South Spain, titulada ‘‘Notas de El Cairo’’ de fecha 19 de Octubre de 1897: ‘‘Tengo 5 días aquí y no había escrito hasta que pudiera decirte algo definido sobre el lugar donde nos pudiéramos reunir’’. Sin embargo, todavía no se sabe esto.
El Regimiento se quedó en Alejandría desde el domingo hasta la noche del miércoles a las 11:30 p.m. pues a esa hora salieron a El Cairo. Era un tren especial, así es que el Coronel me aconsejó que me fuera en otro. Me vine el jueves por la mañana, saliendo a las 7 y llegando a las 11 a.m. Debo decirte de la bondad del Sr. y la Sra. Laurence de Alejandría. Estuve con ellos por 4 días y no quisieron recibir nada de pago por el hospedaje aun cuando insistí. Disfruté de la convivencia cristiana con ellos y sus ayudantes, están haciendo buen trabajo. La Sra. Laurence pidió oraran por su trabajo, pues tienen muchas dificultades. Llegando a El Cairo, fui a la Misión Americana, un intérprete me ayudó. En la misión vi al Doctor y la Sra. Harvey quienes fueron muy bondadosos. Un amigo de ellos me informó que en la casa donde él se hospeda rentaban un cuarto, allí es donde me estoy quedando por 25 la noche. La siguiente mañana fui a ver al Coronel en el Orderly Room pero allí no hay lugar; pues ahora el siguiente paso es buscar lugar para reunirnos y donde pueda vivir. Actualmente nos estamos reuniendo en casa del Reverendo Jackson Wesleyan y en casa de otro señor. Para obtener una casa pequeña en buena ubicación, sin amueblar costaría entre 5 o 6 por mes y esto sería por un lugar con 5 o 6 cuartos pequeños y para iniciar yo pienso que eso sería suficientemente grande; esta noche voy a Abysiah, donde hay una reunión en el taller de un sastre. Un viejo amigo tuyo, el Sargento Mayor W. está en los Lancers 26. "Tú lo conociste en Maryhill en 1882”.
El arduo y abnegado trabajo se centró especialmente en El Cairo, dirigido específicamente a los soldados Camerons, Highlanders de Seaforth de Malta y Regimiento de los Warwickshire entre otros. Gozo y a la vez angustia, fueron parte de las vivencias en aquel lugar. Gozo al ver la gracia de Dios manifestada en los oyentes convertidos al Reino de Dios. En una de las notas enviadas a Gibraltar and South Spain, el hermano Stewart anotó: ‘‘Las reuniones continúan casi igual, alguno entra al Reino de Dios, pero estoy especialmente agradecido por notar en algunos de los hermanos hambre después de la santificación del corazón. Me viene a la memoria el tiempo del arrepentimiento, búsqueda del corazón y consecuente bendición y gozo en el descubrimiento del camino de la santificación de Dios, hace cinco años cuando por primera vez, escuché de la salvación plena, y confío y oro porque Dios nos use en dirigir estos hermanos hacia el camino de victoria”. La angustia fue cuando se vivieron momentos de enfermedad y necesidad, pues los refuerzos de soldados llegaban y se acrecentaba el trabajo, pues al mismo periódico escribe: “Una compañía de Highlanders de Seaforth de Malta está aquí y la parte principal del regimiento se espera hoy con más refuerzos y se incrementan las responsabilidades. El Reverendo Douglas Thornton dirigió nuestra reunión la noche anterior. La Señorita Hollins está muy mal todavía; estamos orando por su recuperación”.
La Misión de Fe dio apoyo al trabajo de El Cairo enviando al evangelista Andrew Stewart quien partió rumbo a Egipto el 7 de Enero de 1898; al conocer la noticia de nuevos refuerzos el Misionero escribió: “Nos acaba de llegar la noticia de que el señor Andrew Stewart ha partido para reforzarnos aquí. Alabamos a Dios por enviar ayuda a la pelea y especialmente a alguien que ya conocemos y de nuestra previa experiencia y convivencia juntos en Gibraltar”.
La estadía en el Continente Africano esta primera vez, se prolongó hasta el año 1899, la labor misionera realizada en el Norte de África marca la personalidad del Insigne Misionero: su riqueza misionera era amplia, el espíritu y sentir del corazón, fortalecido.
Concluyendo su ciclo en El Cairo escribió un artículo que aparece en Gibraltar and South Spain, página 30, titulado “Si el Señor Quisiere’’ el cual textualmente dice: ‘‘Deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéramos, haremos esto o aquello’’. Éste fue el consejo del Apóstol Santiago hace mucho tiempo y todavía se comprueba una parte de la palabra inspirada que es provechosa. Como muchos de ustedes saben, pedí permiso a la Sra. Osborne para retirarme de El Cairo a finales de Septiembre, el cual me fue concedido, si yo pensaba que ésta era la mejor decisión; a la mitad del mes de Octubre me encontraba en mi viaje regresando a casa, teniendo pensamientos y planes sobre el camino futuro de mis obligaciones. Arribando a casa, encontré una carta solicitándome para ir a “Transvaal”, la leí y no pensé más en ella, pues mi intención era pasar un mes por lo menos en mi hogar y con mis amistades. Sin embargo, como hubo insistencia y el detalle de que alguien voluntariamente iba a pagar los gastos, me dirigí a Dios en oración y resultó que si Dios abría la puerta de esta manera, ninguno de mis propios planes iba a estorbar su voluntad. Evidentemente, Dios ha abierto la puerta y junto con cuatro más, todos en conexión con la Asociación de Soldados Cristianos, embarcaremos el sábado 25 de Noviembre. La escritura que escribí arriba tiene días que vuelve a mi mente. Qué batalla tiene Dios con nosotros para enseñarnos que debemos de cesar nuestros planes y tomar su plan día por día, o como lo dice el himno ‘‘Solamente por hoy’’, ‘‘El Dios quien trabaja...su voluntad hacer’’, suyo en Cristo Jesús, José Stewart.
El Misionero en Bloemfontein, Sudáfrica
Tal como él lo describió, regresó a casa en Septiembre de 1899 estando allí por un tiempo demasiado corto, pues los Boers declararon la guerra a los Británicos el 12 de Octubre de ese año; el envío de tropas y la exigencia de darles asistencia espiritual condujo al Misionero a aceptar la solicitud que se le hizo, volviendo al continente Africano pero ahora para servir en Sudáfrica, apoyando con trabajo espiritual a los soldados Británicos que participaron en esta guerra, en la república Transvaal. Maggie, su hermana mayor, envía desde Rosedernate, Cloughmills, Co. Antrim, con fecha 5 de Febrerode 1936, una carta a Victoria acerca del viaje de su padre y le dice: Tu padre regresó a la casa antes de la guerra de Sudáfrica y luego fue enviado con algunos más, allá donde la guerra estaba”.
Por otra parte, de acuerdo a los documentos que obran en nuestro poder, The Soldiers’ and Airmen’s Scripture Readers Association, en una reunión bastante concurrida y emotiva, la cual fue presidida por Sir George Williams, despide en un acto solemne a cinco hombres valientes que van al trabajo en Sur África, siendo ellos: L. H. Ingram, A. Heath, J. Davies, J. Stewart y Denman. En la minuta de dicha reunión con fecha de viernes 24 de Noviembre de 1899, se escribe: ‘‘Después de mucha oración, W. R. Allen, les dirige palabras de ánimo y éxito, concluyendo la reunión de despedida, con oración’’. El navegó de Southampton el 25 de Noviembre de 1899 con el señor Weeler, Secretario de la Asociación de Soldados Cristianos, el señor Ingram, Heath, Davies y Denman. Su destino fue Bloemfontein. En este lugar se instalaron dos tiendas, una atendida por Joseph Stewart y la otra a cargo de H. Hynd.
Todd Osborne escribió para Gibraltar and South Spain en el artículo: “Lectores de la Escritura para el frente”: Amigos, tenemos el placer de informarles que 17 lectores saldrán para Sur África. Tenemos el gran privilegio de enviar a Charles J. Anderson, Adam Tervit, y Joseph Stewart. El señor Stewart, el Señor Wheelar y su grupo salen el 25 de noviembre. El señor Anderson costea sus propios gastos, el señor Stewart al costo de alguien en quien el Señor puso pensamientos de pagar por uno. Habiéndose instalado, se muestra complacido al apreciar el resultado de la actuación de su equipo de trabajo, pues en informe de fecha 29 de Enero de 1900 escribe: “El trabajo es muy alentador. ¡Alabar a Dios! Lectura, escritura y algunos juegos sencillos se desarrollan durante el día y una buena reunión de evangelismo se desarrolla por la noche. La Mañana después que establecimos nuestras tiendas de campamento, el General visitó e inspeccionó el área y nos elogió”. El 22 de Febrero se reporta de Sterkstroom. La experiencia en ese lugar no fue muy alentadora: “Algunas tormentas de tierra de nuevo nos han visitado, pero las carpas se han conservado bien.Casi no puedes comprender qué tan humillante es cuando ves una carpa fina y nueva derribada por la tormenta: mesas, sillas, todo en desorden, regado y confuso y para terminar una tormenta de lluvia. Pero cuando el viento cesa, es maravilloso ver cómo rápidamente un grupo de voluntarios puede acomodar todo en su lugar. Fiebre de enterocolitis está afectando un buen número de las tropas; de un grupo de 40 panaderos han fallecido como 4 ó 5 y unos cuantos más están enfermos. No estoy orando como debo por todos ustedes, de hecho durante todo el día es difícil tener un momento para uno mismo. Nadie mira una carpa como un apartamento privado ni queremos que alguien lo considere así en estos tiempos; aunque es un poco inconveniente".
La actividad en Bloemfontein y sus alrededores fue intensa en la asistencia espiritual a las tropas. De acuerdo al desplazo de ellas, fue la trayectoria y trabajo del hermano Stewart. En su escrito de fecha 3 de abril de1900 dice: “El señor Roberts hizo algunos movimientos triunfantes hacia Bloemfontein, las fuerzas en Stromberg evidentemente temían ser interceptadas y por fin abandonaron su plan, así es que entramos a un lugar que fue algo espantoso para nosotros. El día 6 fui al hospital Divisional Field y entristece el corazón ver la condición penosa de hombres, muchos de ellos enfermos de gravedad. Platiqué con uno de la Fuerza Naval, estaba muy débil y se había olvidado de Dios y ahora se sentía avergonzado para buscar al Señor, yo le hablé diciéndole que simplemente podía buscar al Señor, mientras otros al mismo tiempo estaban escuchando. Me dirigí con otro, era de Black Watch y estaba ansioso por leer algo. El tercer hombre con quien crucé palabra era de Argyll, en Highlander Sutherland quien conoce bien al señor Trevit, tenía lágrimas en sus ojos cuando le hablé del Salvador.
Al llegar las lluvias fuertes, la tierra debajo de las carpas se empapó y había enfermos acostados en la tierra húmeda. Hace un mes se deshizo el campo en Sterkstroom, mi colega y yo decidimos seguir a un campo pequeño, Dordrecht, en un distrito rebelde, hasta que la línea principal estaba a una distancia considerable, pues no podíamos acomodar nuestra tienda a unas cuantas millas. Trabajamos unas dos semanas entre unos Northumberlands, Berks y otras tropas Coloniales. Este lugar está entre las lomas más altas de la colonia (5,500 pies). Estaba muy fresco y mi amigo, quien es canadiense, se agradó de esto pues a él no le gusta el calor. Habiendo acampado allí el 20 de Marzo, iniciamos nuestra jornada a Bloemfontein a donde arribamos temprano el día 24. Dos noches dormimos en camionetas deslucidas de los guardias y con todas las paradas y ruido fue difícil dormir, pero siempre hice lo posible por dormir unas cuantas horas. Mi ayudante no descansó mucho; una noche tenía tanto frío que se paró a comer para ver si así podía obtener calor para su persona; al llegar la mañana se nos olvidamos de estas miserias. La tercera noche nos dormimos en el piso en Springfontein bajo una lona. La cuarta noche disfrutamos el lujo de un carruaje gratis.
En Bloemfontein encontramos una fuerza de 50,000 tropas bajo el mando de Lord Roberts, quien había tomado posesión del lugar. Armamos nuestra carpa con la brigada 14, al retirarse ésta nos unimos a la 15. Tres o cuatro noches hemos tenido reuniones con mucho gentío adentro y cuando bajamos las cortinas tenemos una audiencia grande afuera. Aunque el contacto personal con los hombres ha sido breve, aún creemos que la semilla ha sido plantada en corazones preparados. Pasamos a la brigada 19 y tenemos que cambiar nuestra carpa, está compuesta por Gordons, Canadians, Cornwalls y Shropshires, no llevo cuenta de las interrupciones que ha habido desde que inicié esta carta, pero el Señor se mantiene”.
Entre otros detalles, explica tener contacto ocasional con algunos de sus colegas asignados a otros campamentos. En su escrito dice: “Vi a Willie Boyd en Springfontein. Encontré al señor Trevit cuando llegué aquí, el señor Donald M’Nicol’s arribó con los Camerons. También está aquí el señor Rynell, (Asociation Soldiers Readers). Supe que tu muchacho Joe Connolly está enfermo en el hospital, la última noticia era que se estaba recuperando. Clark mi colega, conoce bien a Joe, también a Firth. El otro día el señor Anderson se asomó a nuestra carpa; su regimiento está un poco más en la línea. En la foto se aprecia al hermano Stewart acompañado de los señores, M'Nicol's a su derecha y Charteris a su izquierda. Dos grupos de R.H.A. vinieron con mucha dificultad de unas 20 millas de aquí, la noticia hoy es que el enemigo se está retirando”.
El Misionero viaja a Sudáfrica
Donald M’Nicol narra la experiencia vivida sobre su viaje al Sur de África desde El Cairo, de donde partió el 2 de Marzo, arribando a Bloemfontein los días últimos del mes. Algunos fragmentos de su escrito son: “Una vez más tomo mi pluma para decirte a ti y a mis amigos en casa, las cosas maravillosas que Dios está haciendo en Bloemfontein. Hace exactamente una semana esta mañana, desde que arribamos a este lugar, y de hecho ha sido una verdadera semana de bendición.
Estamos solamente a 16 millas del enemigo, podemos verlo en la distancia. Te alegrará saber que tuve el gusto de encontrarme con los señores Stewart, Tervit y muchos otros que están en la obra de Jesús”. La primera cosa que me fijé cuando caminábamos del tren fue una carpa verde. Vi una bandera que estaba puesta arriba de la carpa, así que saqué mi lente para ver qué bandera era y ya te puedes imaginar el gusto que me dio cuando vi las letras S. C. A.
Tan pronto pude caminé hacia ella. En el camino a la carpa uno de los soldados me dijo “Tienes muchos amigos allí” yo dije “Gloria a Dios, que es lo que quiero” y sí he encontrado que los queridos hermanos en la carpa verdadera mente son mis amigos. Cuando llegué encontré a varios muy queridos hermanos, quienes me indicaron otra carpa y me dijeron que el señor Stewart era el encargado. Habiéndole conocido en Gibraltar, pensar en que lo iba a encontrar otra vez, me alegró. Qué bienvenida tan amable me dio, pues me dijo: “Te quedarás para almorzar con nosotros” y esto me dio gusto pues habíamos viajado toda la noche y estuvo haciendo mucho frío. Mientras que el señor Stewart hizo el almuerzo, platicamos sobre la obra de Dios en Gibraltar y El Cairo. Al fin listo el almuerzo, nos sentamos y disfruté mucho el atole Escocés hecho en Bloemfontein. Desde que llegué me he unido al trabajo que se hace en la carpa. Cada noche tienen buena asistencia las reuniones y buen número han profesado a Jesús como su Salvador”.
La incansable actividad del Misionero se extendió a los alrededores de Pretoria, localizada al Norte de Johannesburg; del ambiente y demás vivencias, el 14 de Junio de 1900 escribió: El trabajo aquí continúa igual, buena asistencia y siempre hay evidencias que Dios está obrando. Hace como tres semanas Baird vino de Pretoria ansioso para que se le ayudara a armar unas carpas. En mi ausencia los mensajeros Hunter y Pitchard se hicieron cargo del trabajo en esta carpa y de todo lo necesario en Pretoria. Al principio parecía que la puerta estaba cerrada, pues las órdenes de los superiores eran que nada más alimentos y armas podían pasar. El asistente del Director nos dio libertad de tomar una camioneta y aprovechando que una estaba vacía yo trabajé “como negro” y apoyado por otros puse todo en la camioneta con los postes amarrados por fuera. Sí hubo dificultades pero con la buena mano de Dios con nosotros y la mucha bondad de Oficiales pudimos armar nuestra carpa con la División del General Pole-Carew’ en Erste-Fabricken a 11 millas al norte oeste de Pretoria.
El jefe allí nos recibió como si fuera nuestro padre y vio por nuestras necesidades de raciones, transporte y descanso inmediatamente. Pretoria es el lugar más bonito que he visto en este país y las lomas afuera del campo se parecen a las Higlands de Escocia. Después de acomodar la carpa y también dejar acomodados a Baird y Blackwell, yo me regresé a Bloemfontein. No tengo que entrar en detalles de las incomodidades de dormir aquí y allí en estas noches frías pero todos nuestros ratos malos fueron premiados cuando fijamos bien nuestra carpa sobre Pretoria. Su estancia en la región de Bloemfontein se prolongó hasta el mes de Agosto; la paciencia y confianza en la bondad del Señor Todopoderoso mantuvieron su espíritu fortalecido, no solo para soportar con buen ánimo las adversidades, sino aun, para ser solidario con sus compañeros de trabajo y con quienes sufrieron el rigor de la guerra, manteniendo y acrecentando sus convicciones en conducir al camino de la salvación a los perdidos. La S.A.S.R.A. nos informa que en sus archivos obra constancia de que Joseph Stewart estuvo en Bloemfontein hasta agosto de 1900, y que regresó al Reino Unido en noviembre del mismo año. Por otra parte la oficina principal de Gibraltar and South Spain (Archivo de la vida y trabajo misionero) en la edición de Marzo de 1901, en el articulo titulado: “Para Nuestros Lectores” informan lo siguiente: “Algunos de los Lectores han regresado a casa.
El señor Lennox Frazer quien ha estado con el Black Watch arribó a principios de enero; el señor W. C. Chartiers, el señor M’Nicol y el señor Joseph Stewart regresaron a casa en Diciembre. Debido a la enfermedad de su hermano y de la esposa de su hermano (ahora fallecida), el señor Stewart tuvo que ir a América, pero pronto regresará a casa”. Después del viaje a América, al regresar a la tierra vieja, contribuye al trabajo que se realiza en la región de las tierras bajas de Escocia, en los alrededores de Glasgow. En la publicación de Junio de 1901, G. S. Spain en el mismo artículo que el anterior, informa a los lectores: °Tuvimos una muy feliz reunión pública en el Instituto Cristiano el viernes por la tarde del 26 de Abril, que el honorable señor Provost Samuel Chisholm presidió. Los Misioneros Lennox Frazer, Joseph Stewart, Donald M’Nicols y W. C. Chartiers dieron recuentos cortos pero conmovedores sobre su trabajo en los diferentes Regimientos. Los señores Joseph Stewart, Adam Tervit, R. Kerr, W. C. Chartiers, tendrán disponibilidad para dirigirse a reuniones durante el verano y otoño. La S. A. S. R. A. informa que en el mes de Septiembre de 1901 Joseph Stewart se ofrece para ir de nuevo a Sudáfrica y que partió hacia allá en el barco “Avondale” el 5 de Octubre de 1901.
Para octubre de 1902 él fue el último de nuestros obreros en ese lugar” La revista de Asociación de Soldados Cristianos, “Nuevas del Frente” en el artículo: “Notas de la Oficina Principal” publica: Nos da gusto anunciar que el señor Joseph Stewart, quien regresó de Sudáfrica el año pasado, después de rendir servicio excelente por 12 meses entre las tropas como uno de los nuestros, regresará al frente para principios de Octubre y se pide la oración de todos nuestros lectores para que sea bendecido en sus labores”. La Misión de Fe, por conducto de G. S. Spain, en Diciembre de 1901, informa: Lectores en Sudáfrica envían sus buenos reportes. Debido a que hay una grande necesidad de servir allí; nos da gusto poder prestar a la Asociación de Soldados Cristianos al señor Joseph Stewart por un tiempo para ayudar a los soldados en el campo. ¿Será necesario pedirles a nuestros amigos que oren para que esta guerra cese y reine la paz? Por su parte el Hno. Stewart, a partir de esta nueva experiencia envía sus reportes escritos a “Nuevas del frente” en el cual se publican las vivencias del trabajo misionero. En la edición de Noviembre de 1901 aparece al pie de la publicación: Esta carta nos llega del señor Joseph Stewart quien navegó de South Hampton el 5 de Octubre Barco S.S. Avondale.
Las Palmas, 10 de Octubre. Bien hasta ahora, gracias a Dios. El domingo estaba un poco ruda la mar, pero gradualmente se ha ido calmando hasta que ahora está muy en paz. “Hombre en la mar” es el grito que se escuchó la tarde del martes, y allí en las aguas vi por última vez a un pobre hombre, que aunque brincó del barco por su voluntad, había cambiado de parecer estando ya en el agua y hacía todo el esfuerzo por mantenerse arriba. Todos lo perdimos de vista y al avanzar el barco ya no se vio nada en las aguas turbulentas; tuvimos que seguir el viaje pero tristes por este incidente. Ya no habrá oportunidad de reportarme con Ustedes hasta que llegue a Capetown. Dependo de sus oraciones para resumir el trabajo con el poder del Espíritu. Con amor de Cristo a todos. Joseph Stewart.
El trabajo misionero en Sudáfrica
Transcurridos los días en alta mar, los últimos días del mes de Octubre arribó a Capetown. El señor Sprigg escribe a “Nuevas del Frente” informando la llegada del Obrero. Su carta dice: ‘‘Capetown 30 de Octubre; El señor Stewart arribó aquí el lunes pasado y él está listo para trabajar. Tan pronto que pueda obtener el permiso necesario de las autoridades militares para que vista de “Khaki” (pues por las reglas ya tiene que usar esto) lo iniciaré por las líneas de comunicación, donde hay abundancia de trabajo qué hacer y sus manos y corazón se mantendrán llenos’’. Cubiertas las exigencias de las autoridades militares se integra a las labores del campo, desplazándose de Capetown hacia su lugar de destino, Cristiana. En Enero de 1902, se publica “De Sur África”: “Partí de Capetown el jueves pasado y llegué a Kimberly el sábado; encontré que era un día festivo pues cumple años el Rey y en la noche el alcalde organizó una exposición de cohetes. Esta exposición estaba cerca del Hotel Savor. Yo tuve la oportunidad de asistir al Hospital, donde usualmente va el reverendo Morris o alguno de sus ayudantes. Aquí encontré una dama quien estuvo en nuestra despedida hace dos años cuando el señor Wheeler y cinco de nosotros hicimos nuestro inicio. Mi objetivo es Cristiana, donde el señor Ball estuvo, y ahora estoy esperando que parta el convoy para iniciar el viaje de 20 millas a Cristiana, en donde espero tener un tiempo útil.
Viajando 21 millas en carretas estiradas por mulas, nuestro convoy fue de Fourteen Streams a Cristiana, arribando aquí a las 2 p. m. del día 14 de Noviembre. Como el señor Ball ha sido muy bien conocido en este lugar, la población de soldados y civiles entienden que yo he venido para encargarme del mismo trabajo y por eso siento que el camino ya ha sido marcado para mí. Casi todos los soldados aquí son irregulares de varias tropas, con algunos regulares, pero entre todos ellos parece haber disposición para escuchar el evangelio. Un soldado cristiano de la milicia Bedford ha estado al tanto de los soldados desde que se fue el señor Ball; aunque él siente que está falto de experiencia para esto, yo encuentro que su testimonio es enteramente creído por sus camaradas. De los hombres de su compañía algunos han decidido seguir a Cristo y uno de ellos reportó esta mañana que mientras que hacía guardia anoche, el Señor le demostró que fumar es inconsistente y se deshizo de su pipa.
Como nuestros servicios el domingo son las únicas oportunidades que tienen los ciudadanos para participar en culto de adoración, les damos la bienvenida a todos y este domingo más de la mitad de los asistentes eran ciudadanos, pero en la noche hubo buena asistencia de soldados y todos los asientos disponibles se ocuparon. El edificio que ocupamos ha sido de la Iglesia Deutch Reform, la cual en un tiempo se usaba como teatro y que ahora funciona como cuarto de lectura y para que los soldados tomen refrescos; igualmente sirve para los servicios del domingo y otros servicios evangélicos. Anoche encontré a un hombre aquí que había asistido a nuestra carpa en Rest Camp, Bloemfontein. Me he puesto en contacto con un número de residentes aquí y casi cada hogar tiene un cuento de tristeza. Una mujer recientemente recibió noticias que su marido (quien fue capturado hace algunos meses) fue muerto cruelmente por los Boers. Ella dice que si hubiera muerto justamente en una batalla no hubiera sido tan difícil aceptarlo, pero el hecho que fue muerto como una bestia, es terrible.
El clima está caliente y llueve en forma muy tropical. Mientras esto en cierto sentido nos limita, yo siento que es una puerta abierta y confío por la gracia de Dios que será efectiva. Hasta ahora, no he escuchado de Usted, pero posiblemente en el siguiente convoy recibiré noticias. Con amor en Cristo, sinceramente. Joseph Stewart. En Cristiana la tarea fue incansable, riesgosa y saturada de un espíritu de armonía; Trabajando en el campo, el hospital, en las localidades del personal del gobierno, rodeado del enemigo, pero, ricamente bendecida, pues se realizaban de dos a cuatro servicios dominicales y una visita al hospital, además de las reuniones los días martes y jueves, que bien asistidas y la certeza de la obra del Espíritu Santo infundieron ánimo al Misionero. En escrito de Febrero de 1902 en el artículo titulado: “De Sur África”. Cristiana. Nuestro hermano Sr. Stewart escribe: “Ninguna noticia de Usted hasta ahora. Cartas parecen filtrar por aquí muy despacio especialmente de Capetown. El domingo tuve un día muy lleno. En la mañana visito el puesto fuera del campo a las 9:30 y 30 hombres y un oficial asistieron al servicio. A las 11 a. m. yo dirijo un servicio en la iglesia de Dutch Reformed y allí tuvimos un buen número de ciudadanos. En la tarde a las 3, voy con un Zulú Cristiano para tener servicio en la ubicación donde se mantienen la mayoría de los muchachos del gobierno. A las 5 p. m. hago un recorrido al hospital y a las 7 p. m. tenemos nuestro servicio más concurrido.
Durante la semana tenemos reuniones los martes y jueves. El domingo pasado, nuestros servicios matutinos fueron descompuestos en parte por la llegada de un convoy y por otra parte había vientos soplando tan fuerte que algunos corrugados de hierro que estaban flojos en el techo, hacían tanto ruido que casi no me hacía escuchar. Un buen número de Boers están alrededor de nosotros en el distrito pero no parecen tener la inclinación de interferir con este cuartel. Parece que se han impuesto a evitar las columnas pero al final serán capturados. Escuchamos que tienen bastante carne y pan pero les falta ropa, café y azúcar. Mientras todos deseamos la terminación de la guerra no escucho más quejas o lamentos de los Tommies de lo que escuchaba hace un año. Dios está dando señales de bendiciones en nuestro ambiente y tenemos un grupo de seis personas que se reúnen para orar cada noche, excepto cuando el trabajo no lo permite. Los Boers se mantienen rodeándonos y evitan que haya comunicación regular con el mundo, pero los convoys con fuertes escuadras entran y salen, de ratos trayendo comida y correo; estos pasan sin que los molesten”. Transcurrido un mes de arduo trabajo, las evidencias de Dios obrando en los oyentes son innegables.
Había transcurrido el 1901 y al arribar el 1902, en la página 19 de “Nuevas del Frente” Marzo 1902 el hermano Stewart escribe: “Navidad llegó y ya pasó una vez más. Tuvimos una reunión la noche del 24, parece que las tropas agradecieron mucho esto. Varias de las mujeres en el pueblo ayudaron a decorar la iglesia vieja y en repartir té y postre. En navidad por la mañana tuvimos un servicio a las 10 a. m., donde rompimos récord por la asistencia de oficiales, varones y ciudadanos; también tuvimos servicio a las 7:30 p. m. El Señor está dando evidencia que su Espíritu está obrando entre nosotros. Uno de los peores hombres en el cuartel se ha convertido y desde entonces ha tenido un cambio total. Otro hombre inició esa misma noche en conversar con uno y otro; descubrimos que Dios está respondiendo a las oraciones, como Él siempre lo hace”.
Los escritos enviados por él plasmaron la escena viva del trabajo misionero realizado en Sudáfrica; la fuerza del espíritu evangelizador, compasivo y de mucho amor a las almas, impactaron en la vida cotidiana de militares, ciudadanos y prisioneros. La percepción del testimonio de Dios al trabajo realizado en el campo de batalla lo describió así: “Bueno, el Señor nos ha dado un animoso inicio en el año nuevo; hay más almas decidiendo y mostrando un creciente interés. Tenemos un buen grupo de hermanos que son prestos en el ejercicio de “hincarse de rodilla” (knee-drill) cuando están fuera de su compromiso militar y todos nos regocijamos al ver estas respuestas. Como es usual, el diablo estorba ocasionalmente. Casi estaba a punto de salir de este lugar y platicar con otras tropas pero sentí que la voluntad de Dios era que me quedara un poco más en este lugar aunque humanamente hablando el espacio es limitado aquí.
El fin de semana tuvimos un poco de conmoción aquí. Sabiamos que los Boers estaban a nuestro alrededor, pero estaban inclinados a no molestarnos. También presentíamos hostilidades, pues las fuerzas aquí no estaban suficientemente fuertes para perseguirlos y también estar al tanto de este lugar. Sin embargo la semana pasada actuando en conjunto con la columna de Major Paris, intentaron una captura que ha sido moderadamente exitosa pues hay 7 varones prisioneros, unas 150 mujeres y niños y una buena cantidad de ovejas y ganado. Esto fue muy aceptado en Cristiana pues se estaba haciendo escasa la carne, leche fresca casi no había, muy apenas había suficiente para el hospital.
En toda labor hay fruto
La iglesia que usamos estaba preparada para recibir las mujeres y niños y a uno le daba lástima al ver cómo se agrupaban incómodamente. Pero algunas de estas mujeres hablan de una manera que hace que se nos quiten esos sentimientos lastimosos. Tenían un pequeño órgano y se divirtieron en cantar el “volksread”, himnos, salmos, etcétera. La noche que llegaron aquí yo entré y encontré uno o dos que podían hablar Inglés. Toqué la melodía “Oh, qué amigo nos es Cristo” y “Cantaré de mi Redentor” y otros himnos mientras cantaban animosamente en holandés. Cumplida la tarea de plantar la semilla del evangelio en Cristiana, el hermano Stewart va a explorar las ciudades de la región. Para Mayo de 1902 reporta realizar un viaje de visitación en y alrededor de Warrenton: “Aunque sólo eran entre 2 oyentes mínimo y 15 máximo, sentí que el Señor estuvo conmigo y encontré que los hombres tenían voluntad de escuchar un servicio corto. Los comandantes y oficiales generalmente tienen voluntad para ayudar a ponerme en contacto con los hombres. Un oficial en Warrenton del S. S. O. me prestó su caballo para ir a las barracas mas retiradas y me dio el pase para comer en la cafetería cuando quisiera. Un ganadero Cristiano también me dio hospedaje por una semana y se sintió muy alentada mi alma por la oportunidad de convivir fraternalmente con él y su familia. Terminando en Warrenton, estaba esperando la oportunidad de visitar una vez más Cristiana pero como el convoy se iba a tardar en ir, me vine a Capetown por mi bicicleta a recoger nueva literatura. Esta noche voy a Warrenton con el propósito de visitar Cristiana en bicicleta y de allí ir al distrito de Vryburg. Estaré allí Mayo y Junio. Suyo en Cristo, J. Stewart.
La convicción del corazón se tradujo en acciones concretas y bien definidas; ver el fruto del trabajo fue la máxima aspiración, por consiguiente, fue esperado con paciencia. En el mes de Junio de 1902 escribió: Tengo casi tres semanas de estar una vez más en Cristiana y he tenido un buen tiempo en mi propia alma y vi algunas evidencias de bendiciones, aunque no el resultado que esperaba ver. Pero “caminamos por fe” y creemos ver más fruto para gloria de Dios en Cristiana como resultado de la siembra . Ahora estoy comenzando un viaje alrededor de aquí visitando la Milicia H. L. l., quienes casi están situados en barracas.
La bici está dando servicio y recibe uno que otro golpe en estos caminos rudos. Algunos de los ciudadanos Cristianos están proponiendo que ellos y la S.C.A en conjunto consigan un obrero para visitar las barracas y tropas en el distrito y al mismo tiempo realicen servicios para los ciudadanos Británicos y otros que quizás puedan entender el idioma. El clima está particularmente agradable ahora, entre verano e invierno. Ahora hay esperanza que algo puede resultar de las conferencias actuales y se pueda llegar a la cesación de las hostilidades en el futuro cercano. Sinceramente, suyo en Cristo. Joseph Stewart.
Después de haber revisado una vez más los avances del trabajo en Cristiana, ahora escribe desde Vryburg, C. C. acerca de su visita a Warrenton. “En Warrenton visité de nuevo los cuarteles. Esta vez en mi bicicleta y me recibieron con mucho ánimo los que me conocían de la visita anterior. No importa que día, o si es de mañana o noche, a los hombres les gusta la idea de unos pocos minutos de servicio. Yo llevo conmigo unos pocos himnarios y Biblia. Cantamos un himno, a veces canta un solista con acompañamiento y a veces todos cantamos con mucho ánimo aunque somos pocos. Luego leo una porción o solamente tomo un versículo y les doy una breve explicación, todo se tarda unos 15 o 20 minutos, y luego le sigo a otro cuartel; y cuando uno termina con unos 6 u 8 cuarteles, uno siente que no quiere hablar con nadie por algún tiempo. Esta mañana, por la calle encontré un número de caras conocidas, hombres del Quinto Northumberlands, un regimiento con que me he cruzado por los últimos 5 años, primero en Gibraltar, luego en Cairo y ahora en Sur África."
Entretanto el trabajo traía satisfacción al Misionero, la esperanza de paz se abrigaba en el corazón de la milicia y los ciudadanos de Sudáfrica. En Agosto de 1902 el artículo “Con nuestros trabajadores en Sudáfrica” publicó: Nuestro hermano el Señor Joseph Stewart escribe: "21 de Junio 1902. Se está confirmando la paz por todos los lugares. Acostumbrados a escuchar falsos rumores y decepciones, no sabíamos si creer, si esta vez era cierto. Pero, gloria a Dios, tenemos toda razón para creer que la paz ha llegado y parece que de una forma satisfactoria para todos, por lo que concluimos de los reportajes de la prensa. Y el evento grande en el cual los ojos de la nación y todo el mundo están viendo, ya ha pasado para cuando leas esto, felizmente lo espero. El domingo por la mañana hago un servicio de No conformistas a las 9:30. Un servicio para los soldados en prisión es a las 3 p. m. Servicio regular nocturno es a las 7:00. Los servicios nocturnos son un triunfo tocante a la asistencia, pues la Iglesia Congregacional es muy pequeña en el lugar y la gente holandesa bondadosamente nos prestó su iglesia y el domingo pasado asistieron entre 300 y 400 personas, como unas 200 de éstas eran soldados".
El trabajo en aquella campaña evangelística permanente no fue sencillo, el Misionero tuvo la fuerza de Dios para soportar la inclemencia del clima, las hostilidades del enemigo y sobre todo impartir la enseñanza divina a cuantos estuvieron a su alcance, para entonces la huella de su persona y su labor evangelizadora estaba muy bien marcada. En “Nuevas del Frente” se escribió de él: "El Señor Stewart ahora es el último de nuestros trabajadores que está en Sudáfrica, y aunque le estamos rogando se quede otros seis meses, tememos que estará dando pasos a la patria vieja cuanto antes de esto. De los 33 trabajadores bajo el empleo de S. C. A. en Sudáfrica durante la última campaña, ninguno ha rendido más trabajo valioso que nuestro hermano, que se ha quedado para concluir este trabajo. Él ha comprobado ser un fiel siervo, un compañero leal y un verdadero hermano y nos gozamos en saber que por su vida y labores muchos de nuestros soldados han aceptado a Cristo como su Salvador y ha traído alegría y fuerza a cientos de hombres cristianos por su compasión como hermano y su genial compañerismo".
En su última carta, con fecha 30 de Septiembre, habla de una notable convención de soldados cristianos que tuvo lugar en Elandsfontein y en donde estuvieron el Sargento Hill y él. Los temores de la S. C. A. se disiparon cuando el Hno. Stewart aceptó continuar en Sudáfrica, ahora como representante de ésta, en sustitución del Señor Sprigg. “Nuevas del Frente” publicó: "El Señor Stewart ahora es el único trabajador en Sudáfrica y estamos encantados que ha aceptado la proposición del Cónsul para seguir allí unos años más y actuar como representante de S. C. A. en ese lugar. A él le daría gusto escuchar de hombres cristianos con el deseo de reunirse a la Asociación, o de cualquiera que le interese formar otras sucursales. Contribuciones para la compra de literatura apropiada también se reciben. Hay oportunidad para trabajar entre las 50,000 tropas que todavía hay en Sur África. La dirección del Señor Stewart es Box 691, Capetown".
El Misionero en Argentina
Asumiendo su nueva responsabilidad, ya instalado en Capetown se publicó: "Nuestro hermano Stewart, quien ha tomado el lugar del Señor Sprigg, durante su viaje a este país, escribe: El trabajo en Woodstock no ocupa mucho de mi tiempo, pues la mayoría de los hombres van al pueblo por las noches. Los que asisten son los convalecientes del hospital que está cerca. En vista de esta situación, hemos pensado en poner en venta algunos refrescos por unas tres horas cada noche y así tratar de prevenir que los hombres salgan a buscar éstos por otro lado. He estado ayudando en Soldier’s Home en el pueblo de Greenpoint. Este lugar es donde los hombres en reserva esperan barcos para cada tropa y aquí es donde están más expuestos a la tentación de la bebida. Al principio las calles estaban llenas de hombres intoxicados, pero el remedio fue que las autoridades ahora solamente envían los hombres aquí cuando ya están los barcos listos para recogerlos. En varias reuniones de evangelismo, la asistencia ha estado bien con algunas señales de que Dios está obrando. Mi propósito es viajar al Norte en agosto, visitando Worcester (lugar donde actualmente hay buen número de tropas) y Bloemfontein y posiblemente quedarme un poco en Elandsfontein, donde hay una gran concentración de regimientos. Sinceramente, suyo en Cristo. Joseph Stewart".
La amplitud del nuevo campo de trabajo y las exigencias del mismo se reflejan en el escrito que envió de fecha 14 de Octubre de 1902 desde Remount Camp, cerca de Stellenbosch: “Regresando al Sur, tuve la oportunidad de visitar los hogares de la S. A. en Pretoria y Johannesburg. En ausencia del Señor Sprigg estoy atendiendo los negocios de la Asociación y debido a que el Señor Hill partió a casa, me vi obligado a venir a Cape. Estando allí recibí una carta de un amigo que está en la obra en Wocester, diciéndome de este campo. Así es que con mucha asistencia de las autoridades militares y un poco de esfuerzo pude acomodar 2 marquesinas: Una se utiliza para las reuniones según se requieren; el resto del tiempo las utilizan las tropas para leer y escribir. Dos hombres se encargan de su cuidado. Actualmente, soy el único S. C. A. en este país y parece ser como una caída en el océano cuando pensamos de tantos campos, sin duda, muchos de ellos pequeños, pero muchos de los campos están sin ninguno de los que trabajamos en la obra. Por supuesto, el S. A. G. M. tienen la intención de tomar el trabajo en los puntos grandes, pero falta tiempo todavía que se concentren los hombres y hagan una decisión permanente sobre esto. Tuyo en Cristo Jesús. J. Stewart".
En la publicación de Diciembre de 1902, en el artículo “Nuestro trabajo en Sur África”, se publicó: Stellenbosh. Nuestro hermano Stewart ha tomado nueva fuerza de su trabajo en Sur África como nos lo muestra la siguiente carta: “Vine aquí el miércoles pasado y lo encontré, al principio, un lugar no muy llamativo. Lluvias fuertes acababan de pasar y estaba muy inundado. día antes que llegué, se me recomendó que usara botas de hule. Llegando busqué un Coronel a quien había tratado en otras ocasiones; aunque me recibió muy bien no me pudo proporcionar una tienda, pues tenía muy pocas. Luego busqué al Comandante de campo, quien se portó muy gentil pero también lamentó su incapacidad para ayudarme. Sin embargo sí me dio un recado para darle al oficial principal en Capetown, en el que me recomienda para que me permitan una tienda de campamento. Con esto en mano, rápido fui a alcanzar el tren a Capetown, el cual se había tardado. Cuatro horas tengo que esperar y poner en práctica mi paciencia. Por fin llego a Capetown y voy a la oficina. Allí encuentro al hermano Chalkley y platicamos un poco. Es muy temprano para ver al comandante, tengo que regresar después. Regreso otra vez a las 11:30 y todavía me espero otra hora y quince minutos. Al final, me recibe el comandante y, mejor, me consigue las tiendas de campamento. Sí ¡digo tiendas, en plural! Pues me asigna tres, aparte de mesas y sillas. Para hacer la historia corta, en una semana estoy sentado en una pequeña tienda de campamento, el sol está brillando afuera y se siente la brisa fresca de la mañana. A unos pocos pasos de mi tienda están las otras dos. Una es para dar lecturas y la otra para repartir refrescos. Tengo dos personas que las cuidan y he hecho un inicio muy animoso”.
Los esfuerzos y sacrificios aplicados en la lid tuvieron eco en la buena voluntad del Todopoderoso, quien al transcurrir del tiempo imprimió su sello divino en el corazón de los que recibieron la semilla de la salvación. El Misionero ahora gozaba de ello. Así lo revela su escrito fechado Mayo 1903, enviado desde Pretoria, Sur África. “Yo recuerdo con gusto hace tres años cuando primero escribí de este lugar. En ese entonces en mi llegada en la madrugada, saliendo de la van del guardia, y caminé con cansancio por la calle en compañía de otro con el fin de encontrar algún lugar donde almorzar. Ahora (esta vez) un amigo cristiano me encontró con su trap (esto es un carruaje ligero de dos ruedas,) me lleva a su casa donde me brinda hospitalidad durante mi visita y bajo estas condiciones felices, inicio un resumen de mis actividades recientes. Partiendo de Capetown el 4, me quedo en Worcester un par de días con mis amigos y ayudantes, Sr. y Sra. Byers, luego me pasé a Middleton para pasar allí el fin de semana. Aquí doy apoyo al trabajo de S. A. G. M., quienes han iniciado trabajo allí. La noche del lunes la paso en Naauwpoort, junto con el señor White, Ministro de Weslayan y tenemos una reunión con los hombres del Regimiento Wilshire. El martes llego a Bloemfontein y tuve hospedaje con el Señor y la señora Neville y el Reverendo Deane Oliver. Nuestra principal reunión en ese lugar fue el jueves por la noche, en el campo de 20 Hussars, donde se reunieron la mayoría de los hombres cristianos en y alrededor de Bloemfontein. El Coronel Beuchamp, C. B. anima el trabajo de la S. C. A. y estuvo presente en nuestra reunión, de hecho él dirigió la primera. El Sargento Staff Major Coates es Secretario y ha hecho una buena profesión, aunque es nuevo en el servicio del Señor. Así es que hay un grupo fuerte con él y casi todos recién convertidos al Señor. En Kroonstand no había muchos cristianos profesando su fe, pero había un testigo, de hecho encontré a dos y oí de algunos otros, pero no los vi. De Kroonstand fui a Johannesburg. Aquí atiendo a la reinauguración de S. A. G. M., Aquí se me pide que me deje de vestir de “Khaki” y use ropa de ciudadano”.
En escrito enviado por M’Carmichael al Gibraltar and South Spain, reporta información de su trabajo y aporta datos acerca del fin de la etapa misionera del Misionero Stewart en Sudáfrica. M’Carmichael reportó: "Como es usual hemos estado muy ocupados desde que te escribí la última vez. Pienso que te dije que tuve una carta de la secretaria de su rama de S. C. A. que incluía una lista de los nombres de los miembros, así es que pronto nos sentimos cómodos con ellos, su Coronel es un miembro de la S. C. A. y espera vernos y quizá dirigir una reunión para nosotros. Los cristianos habían encontrado al Sr. Stewart en Bloemfontein, y él fue el que les dijo de las casas en El Cairo. El mismo Sr. Stewart nos escribió informándonos de ellos justamente la noche que iba a partir (por barco) a Sur América". Una gran etapa de la vida misionera de Joseph Stewart concluía. La profunda convicción del llamado de Dios, le llevó a tierras lejanas a conducir perdidos a la salvación, a impartir el carácter amoroso y compasivo del Eterno Dios del cual estaba bien poseído y, al fin, hacer realidad su sueño, llegar al Sur del Continente Americano, ¡a Proclamar las Buenas Nuevas de Salvación!.
“Nuevas del Frente”, en su publicación de Agosto de 1903, publicó la llegada del Misionero a Argentina, Sudamérica. “De Buenos Aires viene esta alegre carta del Señor J. Stewart, quien representó el S.C.A. por tan largo tiempo en Sudáfrica; El dice: “Arribé bien aquí hace un mes y mucho de mi tiempo me la he pasado haciendo el intento de aprender Español. Me dicen que hasta ahora he progresado bien. El futuro presenta sus dificultades pero mi corazón descansa sabiendo que, hasta ahora, la voluntad de Dios se ha hecho; Yo camino en su voluntad en mi vida y en su servicio. Tomo nota de su indicación de seguir correspondiendo y espero que ambos encontremos el tiempo para escribir. No pronto olvidaré mis pocos años de servicio entre los “Khaki boy” y espero mantener mi interés por ellos por medio de la oración. De verdad Argentina ha abierto sus puertas para los heraldos de la cruz. Volteando de Roma tienen que buscar algo más. Hay fuerte número de socialistas y el espiritismo es considerable. Algunos han sido guiados a Jesús, pero los obreros son pocos. Saludos a sus compañeros y a los muchachos en el frente”.
Se estableció en Argentina donde al proclamar el evangelio de salud, su actividad lo condujo a los obreros de la Alianza Cristiana y Misionera: David Buchanan, Alberta Bachelor y Genoveva Harrison, de filiación doctrinal trinitaria, a quienes compartió la doctrina; entre los puntos que Joseph predicaba se mencionan: La santidad, el bautismo en el nombre de Jesucristo, el derramamiento del Espíritu Santo manifestado en el Don de lenguas, entre otros. Estas personas, entendiendo la doctrina y convencidos de lo que les compartía el misionero irlandés, aceptaron esta forma de doctrina. Posteriormente David recomendó a Joseph ante la Alianza para que fuese aceptado como misionero. El 25 de junio de 1904 la Alianza consideró la solicitud de Joseph Stewart, la cual fue aceptada unánimemente. La Alianza tenía un seminario en Azul, centro de actividades para la obra misionera en el campo Sudamericano en el que participaba personal asignado al área local y algunos misioneros de países contiguos a Argentina. Además de los antes mencionados, se conoce de algunos más como la señorita Hamilton, supervisora, Misionero Weiss, Superintendente de la Alianza en Chile, un joven español colaborador de Buchanan.
Su estancia de aproximadamente ocho años en Argentina le concedió momentos de gran felicidad, pero también de profunda tristeza. Muchas bendiciones de Dios recibió: una muy significativa fue la de formar un hogar, pues tomó matrimonio con la misionera norteamericana procedente de Boston Massachussets, Genoveva Harrison, el día 17 de Agosto de 1904 en la Capital Argentina, teniendo como testigos a Enoc Welington Brown, Misionero y Guillermo Lowson. Establecieron su domicilio en la calle Moreno No. 173, Olavarría, provincia de Buenos Aires. La estancia del Misionero Stewart fue recompensada por Dios con grandes bendiciones; la felicidad en su hogar se hizo plena con la llegada de su hijo Carlos, el primogénito, nacido el 1 de Octubre de 1906. Posteriormente vino Anna May, el 24 de Abril de 1908. El último de sus vástagos nacidos en Sudamérica fue Roberto Santiago, el 26 de Mayo de 1911, a quien también llamaban Benjamín. Sus primeros tres hijos nacieron en Olavarría. La felicidad del matrimonio Stewart-Harrison se vio ensombrecida al conocerse el deceso de los progenitores del Misionero y de su hermana Mary en Irlanda. Su madre Jane el 20 de Octubre de 1905, Mary el 16 de Junio de 1908. Y su padre Joseph el 17 de Noviembre de 1908.
Su viaje a London, Ontario, Canadá
La huella de su trabajo quedó impresa en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, particularmente en Olavarría, Azul, La Plata y Gualeguaychú. Transcurridos siete años de trabajo, en la Alianza se suscitan algunos conflictos derivados de la doctrina que los misioneros practicaban pues ya no eran de acuerdo a la doctrina asumida por la Alianza Cristiana y Misionera. Motivo a esto, David Buchanan y Joseph Stewart son suspendidos el 9 de Diciembre de 1911 por diferencias doctrinales. La etapa misionera al servicio de la Alianza en Sudamérica queda cerrada con su salida de la república de Argentina viajando primeramente con su familia a Irlanda, donde visita por unas semanas a su hermana Maggie zarpando el 13 de Abril de 1912 en el buque Cameronia con destino final a New York. Estableciéndose finalmente en la ciudad de SanDiego, California, donde permanece hasta Diciembre de 1914, allí nació Esther (a quien llamó Victoria) el 16 de Diciembre de 1914.
En 1915 viaja juntamente con su familia a London, Ontario, Canadá y en este país, donde se encontraba David Buchanan desde Marzo de 1912, pastorea la Iglesia “The Christian Workers” y trabaja también en una compañía de impresión litográfica (The London Printing & Lithographic Co. Limited). Durante su estadía en el país, el 21 de Febrero de 1916 nace su hijo menor, Felipe. Su trabajo pastoral fue muy apreciado por los cristianos que recibieron sus cuidados, pues en una carta que le envían, dicen: “…Este año tuvimos el gran honor de tenerlo como nuestro pastor. Hemos aprendido a amarlo y esto no sólo es por su predicación fiel y fuerte de la Palabra de Dios y su sincero deseo de guiarnos a experiencias más profundas, sino por el amor y tierna comprensión la cual usted siempre nos ha extendido, como iglesia e individualmente. No fácil se nos olvidará tal amor y compañerismo...” Su presencia en Canadá se prolongó hasta Octubre de 1918. Regresa al estado de California y vive en Santa Bárbara.
Para 1917 se habían establecido en San Diego David Buchanan, su esposa Etta y sus hijos Ada, Hugh, Robert, David, Lila, Etta y Everard, a quienes acompañaba la misionera Alberta Bachelor. El 22 de Julio de 1919 Joseph vuelve a San Diego, donde se dedica al trabajo material. Los años por venir serían difíciles sobre todo el 21 y 22. El trabajo menguó y apareció la escasez; el Misionero fue recluido en el hospital S.C.S.H. de Patton, Ca. Por otra parte, el infortunio visitó a la familia Stewart pues en ese tiempo enfermó Genoveva, complicándose a la postre con una meningitis que le llevó a la muerte el día 17 de Junio de 1922. Ante esta situación tan difícil, los hijos fueron abrigados por la familia Harrison y trasladados a Upland, Indiana.
Viviendo el misionero circunstancias totalmente adversas, se refugia en el Todopoderoso Dios, acogiéndose a la esperanza del corazón y procurando el consuelo divino para sus hijos. En carta que escribe a su hija Anna, le dice: “…aunque por un tiempo estamos separados, yo espero que el Señor nos reunirá a todos otra vez, luego un poco después nosotros todos encontraremos a mamá, nuestro Padre Celestial vio mejor llevarla antes que a nosotros. Todos nos encontraremos en la mañana en que Jesús vendrá, no hagan memoria de mamá como en el féretro frío, el cuerpo cansado está allí, la verdadera, bondadosa, amorosa mamá está con el Señor. Espero salir del hospital pronto’’. En otra carta fechada Julio 3, ’22, le dice a Anna: “…en verdad Mamá presentía vendría algún cambio al final del año escolar… ahora yo creo que Dios ha hecho la mejor cosa…Él hace todas las cosas bien. Papá todavía tiene que aprender algunas lecciones y algo de trabajo qué hacer antes que el Señor venga y lo encontremos en los aires, algunos años todavía Anna, antes que Jesús venga”.
El 7 de Enero de 1923, escribe otra y le habla de su condición en el hospital y de una posible deportación: “Gracias mi preciosa niña, por la correspondencia, también recibí las cosas que me mandaron para navidad anteayer y ayer la tarjeta navideña de Carlos. Muchas gracias a todos por estos recuerdos. Has de notar un cambio de dirección arriba, me cambiaron a la sección 10. Duermo en un pequeño cuarto para mí solo, hoy domingo justamente hemos regresado de nuestro ejercicio de la tarde, previamente a esto algunos habíamos estado en un servicio religioso. El predicador tomó una parte espléndida de las escrituras en Isaías 40. ‘‘Los que esperan en el Señor", él habló muy fluido sosteniendo atención y dijo algunas cosas excelentes pero no predicó del Evangelio y la Gracia de Dios. Cuando yo escuchaba el mensaje, pensé en Priscila y Aquila, así como ellos escuchaban a Apolos y deseaba, como ellos, tener la oportunidad y la gracia para enseñarle a él. No tengo más noticia de mi deportación, no hago preguntas y no recibo ninguna información, nuestro Padre Celestial sabe. Mucho amor de papá a mi querido quinteto, mis ramitas de amor. Joseph Stewart.
Tal como lo mencionó el Misionero a Anna, fue deportado a Irlanda por el mes de Febrero del 1923, pues Maggie Stewart escribe a Anna y le dice: “Tu carta con una para tu padre incluida hace algunos días. No hemos tenido información de él, de tu padre, alguna certidumbre acerca de su deportación. Justamente hace algunos días después recibimos noticia de tu padre de la isla de Ellis, diciendo que ellos venían por la ruta de Nueva Orleans… Con mucho amor de todos nosotros en Rosdernate a todos Ustedes en Upland. Tu amada tía Maggie". La comunicación continuó y en Abril 10 del mismo año, la tía Maggie envía una nueva carta a Anna, ahora para comunicarle la llegada de su padre a casa:" Querida Anna: Han sido ya tres semanas hoy, desde que tu papá llegó a casa (yo te escribí al siguiente día), no hemos recibido carta de ti desde hace tiempo, espero que todos estén bien, estoy muy gustosa en decirte que papá está bien, él ha resentido mucho la separación de sus hijos y la muerte de mamá y en ocasiones llora cuando está solo con alguna de nosotras, sus hermanas. Confiamos que su enfermedad se ha ido para nunca regresar. El ha estado muy, muy ocupado todos los días desde que regresó a casa, trabaja en el arado, va a la cremería, al molino y al mercado. Esta ha sido una mañana muy helada con nieve en las tierras, el sol está saliendo ahorita, son las 11 de la mañana. En el presente papá está juntando bolsas de papas que deben ser vendidas. Espero que la primavera bonita esté contigo cuando esta carta llegue a tí. Mucho amor a todos, de todos aquí y espero que papá les escriba pronto. Tu querida tía Maggie Stewart."
Joseph se dedicó al trabajo y así se mantuvo el resto del año en la casa paterna. Hasta finales del año, para el 23 de Noviembre obtuvo su pasaporte con miras de regresar a América. El 28 recibe su visa del consulado americano en Belfast, Irlanda y el 1 de Diciembre de ese mismo año visa su pasaporte en el consulado de México en Glasgow, Escocia. Teniendo su documentación en regla, hizo viaje a México ingresando por la aduana del Puerto de Tampico, Tamaulipas.
La llegada del Misionero a México
El viaje a México se hizo costeando el territorio americano, hasta llegar al Golfo de México. El desembarco estaba programado en el puerto de Veracruz, Ver., sólo que no se pudo llevar a cabo allí por el bloqueo que el contingente adepto a don Adolfo de la Huerta sostenía en tal puerto. Por lo tanto el desembarco tuvo que realizarse en el puerto de Tampico, al sur del estado de Tamaulipas.
Las autoridades oficiales de Aduana y Migración vieron llegar a un hombre de constitución fuerte, de 1.80 m. de estatura, tez blanca, ojos azules, escasa cabellera de matiz cano, cara larga pero llena, bigote estilo escobeta y barbilla redonda, el cual al ser interrogado, después de demandar sus documentos y sobre el propósito de su viaje a México, contestó que venía a Predicar el Evangelio.
Era ya el sexto día del mes de Enero de 1924. Sus pies habían tocado suelo firme y al transitar por las calles del puerto, en el cruce de la calle Sor Juana Inés de la Cruz y Emilio Carranza, encontró un templo evangélico de denominación Bautista y entró en él; el ministro de esta iglesia se llamaba Juan Castillo Ramos. En el libro de visitantes de esta Iglesia quedó asentada la presencia de José Stewart, predicando allí por varios días y pasando después a otras como: La Iglesia Presbiteriana, La Iglesia Presbiteriana Asociada Reformada y a otra Presbiteriana Independiente, esta última en Villa Santa Cecilia (hoy Cd. Madero). Aquí fue uno de los lugares donde sí agradó su predicación, al grado de que muchas personas prometieron hacer profesión de fe y, entre éstos, algunos de la Logia Masónica.
Fue en este lugar donde el predicador Irlandés expresó la siguiente frase:
‘‘Aquí en México no hay agua ni para lavarse los pies, pero dentro de poco tiempo habrá agua en abundancia, aun para nadar’’.
Continuaron las invitaciones y se le vio predicando en la colonia Primero de Mayo en otra Iglesia Presbiteriana Independiente, que se reunía en una casa particular perteneciente al señor Juan Carreón; a esa Iglesia pertenecía Ireneo Rojas Castillo y precisamente fue éste quien le invitó a la casa que albergaba a la iglesia, la cual en esta ocasión no fue suficiente para dar cupo al grupo de asistentes; el mensaje de poder penetró a los corazones sinceros y aceptaron el Evangelio. De las iglesias donde predicó, algunos salieron al encuentro de la justicia y abrazaron el Evangelio puro; de estas personas se conoce a algunas sólo de nombre; entre estos hermanos había una mujer de nombre María Hernández, originaria de la Región Lagunera (esta mujer pertenecía a la Iglesia Espiritual de Torreón, Coah.), un doctor, un abogado, un artista y un alemán (quien vivía en Tampico en ese entonces). Posteriormente, el hermano pasó a recorrer los estados del norte del país: Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y el mismo Tamaulipas.
En el mes de Enero de 1926 hizo su regreso al puerto de Tampico; la Iglesia había crecido a más de 200 miembros, sólo que en ella se había infiltrado un hombre llamado Catarino Ramos que enseñaba muchos errores doctrinales, los cuales el hermano Stewart corrigió en su oportunidad. Fue así como con 27 personas bautizadas por él, se constituyó la Iglesia Cristiana Espiritual en México.
De Tampico, el hermano José se dirigió a la parte occidental del país, a la ciudad de Guadalajara, Jal., no sin antes ordenar a Juan Carreón Adame como Anciano de la Iglesia, imponiéndole las manos y encomendándole la Obra del señor.
La predicación del Misionero.
José Stewart, poderoso en palabra y en obra, predicaba con gran vehemencia la salvación por Jesucristo y el llamado a los pecadores al arrepentimiento. Con energía condenaba el pecado y la forma de doctrina errónea de algunos que predicaban el Evangelio; por esta causa fue arrojado de algunos templos evangélicos como son un Presbiteriano y otro de la Iglesia Asociada Reformada. Cada tema del Misionero giraba en torno del arrepentimiento y el bautismo en el nombre de Jesucristo, según Hechos 2:38. Declaraba la condición pecaminosa de los llamados evangélicos llegándo a identificarse por sus alocuciones en contra del mal proceder de aquellos religiosos. Algunos trataron de callarlo mientras predicaba, pero sólo consiguieron respuestas contra el pecado, de manera que anunciaba a Jesucristo con la libertad que da la conciencia purificada con la Sangre del Cordero. Los púlpitos de las iglesias donde predicó el hermano José Stewart, sirvieron para que se dejara escuchar algo definitivamente Cristiano y expuesto con autoridad Apostólica. Antes de partir a su gira misionera por los estados del norte del país, aconteció un caso que llenó de admiración a mucha gente del pueblo. El pastor de la Iglesia Presbiteriana Independiente hizo una invitación al hermano Stewart para que expusiera el mensaje de la palabra de Dios en un culto especial.
El hermano José accedió con la condición de que para ese día se compraran diez floreros nuevos que se colocarían tras el púlpito, petición que aceptó el pastor de la iglesia. El culto se celebró en las afueras del templo, pues el interior fue insuficiente para albergar a tanta gente que en esa ocasión se dio cita para oir al predicador Irlandés; cuando llegó el turno al hermano Stewart, leyó en el libro del Éxodo capítulo 20 y al leer el tercer mandamiento detuvo su lectura y tomó uno de los floreros estrellándolo con fuerza en el suelo y pisoteando las flores expresó en alta voz: Así dice Dios, ‘‘así habéis hecho con mi palabra y así habéis invalidado mi pacto’’, tomando enseguida otro de los floreros y haciendo de la misma manera, cuando tomó el tercer florero, el pastor de la iglesia lo detuvo diciéndole: ‘‘Ya no, maestro, ya no’’, y no le permitieron seguir predicando. Entre los presentes hubo quien decía: Déjenlo predicar, nadie ha hablado como él, déjenlo que siga. Algunos de los que observaron este hecho creyeron y posteriormente fueron bautizados, como es el caso de la hermana Clara Tenorio Abúndiz.
Quienes lo oyeron predicar dan testimonio de cierta peculiaridad, pues aparte de la expresión tan clara con que presentaba el Evangelio y redargüía el pecado, había algo más que hacía de su predicación algo distinto a lo que estaban acostrumbrados a oír. Dice la hermana Tenorio que cuando predicaba y mencionaba a Cristo como el Salvador, o si se refería a sus promesas, o bien cuando hablaba del cielo, siempre lo hacía como quien saborea algo, manifestando lo dulce que le era hacer mención de tales cosas. Muchas veces lo oyeron cantar en los cultos con una voz bien timbrada y fuerte ensalzando al Cristo de su salvación.
Otra de sus características era que cuando había en la Iglesia piano u órgano, apoyaba sus mensajes bajando del predicatorio para cantar un himno que él mismo acompañaba con el instrumento, para después seguir predicando. El hermano Ciro Puga, quien tuvo la oportunidad de oírlo, dice: ‘‘En una de tantas veces que yo asistí a los cultos en Llenaderas (tenía 15 años de edad), llegó a la hora del culto un varón cuyo aspecto era: alto, cerrado de barba, ojos azules, de cara larga y de edad regular; vestía un saco color negro. Cuando entró a la casa de oración lo hizo cantando el himno 91 de Gloria con una voz tan fuerte que no se oía más que la de él; a más de esto, con los brazos levantados y las palmas hacia arriba. En ese momento presidía el culto Catarino Ramos, quien al verlo venir anunció en alta voz: ‘‘Está con nosotros el siervo de Dios’’.
El misionero entró por el pasillo central y se colocó tras el pastor, quien dejó el predicatorio que inmediatamente ocupó el personaje que acababa de entrar. Éste, sacó de su bolsa una Biblia pasta negra tamaño chica y dijo así: En el nombre de Jesucristo, la enseñanza de esta noche es en el libro de Isaías capítulo 53; le dio lectura a todo el capítulo, pero basó su tema en el versículo 7. Hubo mucha bendición y el culto se acabó como a las 11 de la noche, habiendo comenzado como a las 7 de la tarde. Cuando despidió a la Iglesia levantó las manos hacia arriba y dijo: Dios os bendiga y guarde, amén. Se despidió de mano de todos los que nos acercamos a él.
La predicación por él expuesta presentaba a sus oyentes una temática por demás convincente, con profundidad bíblica que dejaba en el auditorio la huella imborrable del mensaje de Dios.
Sus temas, básicamente eran aquellos que presentaban los rudimentos del Evangelio, como son: El arrepentimiento, El bautismo en el Nombre de Jesucristo, El perdón de los pecados, La honestidad Cristiana, Las cualidades de los Ministros, El bautismo en el Espíritu Santo con la evidencia del don de Lenguas y otros.
Los primeros creyentes
Las predicaciones de José Stewart, que para los necios y obstinados eran duras en su contenido, hallaron lugar en corazones sinceros; personas que aparentemente eran ya cristianos evangélicos reconocieron que sus pecados estaban aún en ellos, pues el bautismo que se les había aplicado no era el Cristiano; ahora comprendían que, si en el bautismo se invoca el nombre de Jesucristo, éste es el verdadero. Llegaron a un arrepentimiento para vida y salieron de las iglesias a las que acudían para seguir el camino de salud que anunciaba el Predicador de Irlanda.
Llegaron a sumar 27 las personas creyentes, las cuales fueron bautizadas en el Nombre de Jesucristo; habían adquirido un nuevo conocimiento y, con una nueva visión, ahora veían el pecado como lo veían Cristo y sus Apóstoles y no dudaron en dar el primer paso para salir del error. Fue así como los creyentes tuvieron que vivir como Iglesia del Señor, llevando una vida santa, honesta y piadosa. Cabe decir que los 27 de que habla el párrafo anterior son aquellos que fueron bautizados por el Misionero; este número fue tomado del testimonio de quienes vivieron en esos días como Ireneo Rojas, Adolfo Carreón y Alvaro Reséndiz; número de personas de las que algunos nombres, con el paso del tiempo, se olvidaron. Entre los que se recuerdan son: J. Carmen Barrientos, Francisca Segura, Victoriana Segura, Siria Segura, Juan Carreón, Joaquina Martínez de Carreón, Agapito Soto, Juvencia López, María Santos Martínez, Pablo Ortíz y Dionicio Rodríguez.
Aquella voz que resonó en el puerto de Tampico y lugares circunvecinos como La Villa de Santa Cecilia (hoy Cd. Madero), Altamira, La Armenta, El Cañón de Matanzas y otros más, no podía quedar sin testimonio, pues la semilla que fue sembrada en muchos corazones creció y dio frutos: son éstos considerados los primeros creyentes de la Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual. La lista se aumenta al tomar en cuenta no sólo a los bautizados por el hermano Stewart sino a todos los que le oyeron y poco tiempo después aceptaron y fueron bautizados invocándose sobre ellos el Nombre de Jesucristo, siendo ellos: Pedro Quiroz Soto, Gilberto Flores, Ciro Puga y Macario Sandoval. A su paso hacia el norte del país, los miembros de la Iglesia de Los Amigos, de Cd. Victoria, Tam., tuvieron la oportunidad de oírlo predicar la palabra de Dios, aceptando el mensaje la hermana Isabel Salazar.
En Monterrey, en el estado de Nuevo León, en la Iglesia Metodista que se localiza en la calle de Washington cruz con Escobedo lo oyó predicar la familia Rodríguez Peña, creyendo posteriormente el hermano Luis Rdz. Peña, su esposa y su hija Luz.
A todos los que creyeron a quienes supuestamente la distancia les separaba para ser un solo cuerpo, Dios les proveyó lo necesario para que pudieran estar juntos practicando la Doctrina Apostólica que recibieron; de igual manera a aquellos que por los estados de Coahuila y Chihuahua recibieron la bendición del Evangelio verdadero que predicaba este varón de Dios entre los que se encontraban: José Rivera Quistián, Ilamán Facio Peralta, Manuel Walton, Francisco Borrego, Leandro García y otros más que aceptaron la Doctrina que predicaba el Misionero.
Los viajes de misionero
Continuó su camino hacia el estado de Nuevo León, donde visitó Linares, Montemorelos, General Terán, Allende y la ciudad de Monterrey. En este lugar fue donde los Metodistas tuvieron la oportunidad de escuchar su predicación.
Su viaje prosiguió hacia el estado de Coahuila, deteniéndose en San Pedro de las Colonias para predicar a un grupo que se denominaba cristiano cuyo pastor era José Rivera Quistián, entre los que se encontró carencia de doctrina Apostólica. El siguiente punto que visitó fue Torreón, donde predicó en una iglesia Metodista cuyo pastor era el señor Francisco Montelongo, quien trató de callarlo, pues se sintió molesto por el contenido del mensaje del hermano Stewart. Después predicó en la iglesia de los Espirituales de la que era pastor Aurelio Rodríguez, conociendo en ese lugar a Manuel Walton, quien se desempeñaba como evangelista; este varón, al oir el mensaje del hermano José, aceptó la forma de doctrina que predicaba siendo más tarde proclamador de la misma. Continuando su marcha llegó a la ciudad de Chihuahua, capital de ese estado, hospedándose en la casa de un ministro Metodista de nombre Ezequiel Vargas, cultivando con él una muy buena amistad al grado de acompañarle en su recorrido por la sierra del norte de Chihuahua, haciendo viajes en el automóvil propiedad de este señor.
Después de hacer este recorrido, el hermano José decide regresar a Tampico y en su retorno vuelve a pasar por los lugares que antes visitó, deteniéndose únicamente en San Pedro de las Colonias y encontrando allí a María Hernández, dándole a conocer ella que se había quedado al frente de la iglesia de Tampico un varón de nombre Catarino Ramos, cosa que no le pareció al hermano José a pesar de que María le explicara que Catarino le informaba por carta que a su predicación se convertía mucha gente y aún profesionistas.
Uno de los problemas que encontró el hermano Stewart en San Pedro de las Colonias fue la doctrina errónea del descalzamiento, sostenida y practicada por los seguidores de unos predicadores que se autonombraban ‘‘profetas’’ bajo los nombres de Saulo y Silas de Israel, doctrina refutada bíblicamente y de manera contundente por el hermano.
En el mes de Enero de 1926 salió de San Pedro de las Colonias con destino a Tampico, encontrando la iglesia con más de 200 miembros pero con errores doctrinales a causa de la dirección incorrecta de Catarino Ramos, quien había tomado el liderazgo del grupo de creyentes que habían sido bautizados por el hermano José. Ya en la ciudad, en discusión directa con Catarino Ramos y conversaciones con los hermanos que él bautizó, buscó corregir los errores que consideró afectaban doctrinalmente a los convertidos. Después de llevar a efecto este trabajo siguió predicando en los lugares aledaños a Tampico. Por último se dirigió a La Armenta (a mitad de ese año de 1926), en donde tuvo la oportunidad de volver a misionar y bautizar a otros hermanos, sosteniendo pláticas prolongadas con el grupo, doctrinándolos e instruyéndolos con la Palabra de Dios. Fue allí donde los hermanos Juan Carreón, Alvaro Reséndiz y Carmen Barrientos, oyeron de labios del hermano los planes de su viaje a Guadalajara, Jal..Habiendo ordenado al ministerio de Anciano al hermano Juan Carreón y platicado con el hermano Ireneo Rojas tocante a la obra de Dios en esos lugares, algunos hermanos de La Armenta y de Tampico lo vieron partir hacia la Perla Tapatía.
Fin de la trayectoria del Misionero
Al llegar nuestro hermano a Guadalajara, Jal. estuvo misionando en esa ciudad, desde la cual tuvo la oportunidad de viajar a Los Reyes, Mich., donde el trabajo misionero no tuvo el éxito deseado y pudo notar que era un lugar muerto para las cosas de Dios. En una de sus cartas, anota que había encontrado en Guadalajara sólo dos iglesias Congregacionales, una Bautista y un grupo pequeño del Séptimo Día. También anota que tenía amistad con un varón de nacionalidad alemana, convertido y bautizado con el Espíritu Santo.
Esta urbe recibe el honor de contar entre sus visitantes al Varón de Dios, el de trayectoria fecunda, el que a pesar de la gran distancia que lo separaba de los suyos anteponía a su sentimiento el deseo de cumplir con el deber de predicar el Evangelio que salva. Al caminar por las calles de aquella ciudad de la provincia mexicana la percibió dada a la idolatría y, en medio del bullicio de la gente, buscaba la oportunidad de sembrar la preciosa simiente.
Habiendo encontrado una ciudad completamente muerta para las cosas de Dios, durante tres meses estuvo pasando por grandes dificultades para establecerse. Cuando llegó al Sector Juárez, encontró en la calle 28 una familia que vivía en la casa número 32, casa que pertenecía al señor Alfonso Díaz Morales; fue precisamente esta familia la que le brindó hospedaje, pudiendo desplazarse desde allí a diferentes puntos de la ciudad en busca de campo propicio para la siembra santa, sólo que debido a nuevas disposiciones Presidenciales con respecto al ministerio de los extranjeros, aunado esto a la marcada apatía de los habitantes de aquella ciudad, tomó la determinación de callarse por un tiempo.
De lo anterior hace mención por carta al hermano J. Carmen Barrientos Castañón, de la Iglesia de Tampico. Ganaba el sustento impartiendo clases de Inglés a particulares y de esta manera comenzó a relacionarse con personas del medio educativo.
Con el paso de los días sus carencias económicas aumentaron, agregándose a esto una grave enfermedad y en esas circunstancias se le hacía difícil caminar, imposibilitándolo de anunciar el evangelio y buscar su manutención. Finalizaba el mes de Octubre de 1926 y su estado de salud se agravaba, pero como él mismo lo había expresado su confianza estaba en el Señor Jesús, tratando de ver en todo la mano de Dios, especialmente en los momentos difíciles de su enfermedad. Tomaba aquello como una disciplina del Señor y, como el paciente Job, no se quejó; aunque al presente no resultaba muy agradable le bastó recordar las bendiciones que Dios le había dado: Casi siempre de buena salud y con muchas fuerzas; consolaba su alma diciendo: ‘‘Si ahora me encuentro débil mi Padre sabrá por qué, mi confianza es en Jehová’’
La última noche del mes de octubre fue una noche de agonía: las fuerzas se habían agotado, su físico se encontraba extenuado; así lo sorprendió el alba del primer día de noviembre y, cuando ya era avanzada la mañana de ese día, sonó el timbre de la eternidad para el misionero. Su cuerpo quedaba allí, entre tanto su alma volaba al cielo, lugar de eterna consolación. Fue sepultado en el Panteón Mezquitán. Sobre su tumba fue colocada una lápida con sendos textos bíblicos: He aquí que viene con las nubes Ap. 1:7, ‘‘Ven Señor Jesús’’ Apocalipsis 22:20.
Por medio de una publicación denominacional los hermanos de la iglesia de Tampico se dieron cuenta de la muerte del misionero Irlandés Joseph Stewart en la ciudad de Guadalajara, lamentando con profundo dolor no haber podido hacerse presentes en el momento del desenlace, al no tener información de él durante los últimos días de su vida.
Desde entonces después de reconocerlo como abanderado de nuestro movimiento cristiano, la iglesia trabajó para localizar su tumba, lo que una vez logrado, se tomó la determinación de erigir un monumento en su memoria en el lugar donde descansan sus restos.