Doctrina Cristiana

1.- Creemos que nuestro Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos al tercer día,
como lo relatan los Evangelistas.

 

“Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á la puerta del sepulcro, se fue. Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro. Y el siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos á Pilato, Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.” (S. Mateo 27:60-64)

“Y la víspera del sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y la otra María, á ver el sepulcro. Y he aquí, fue hecho un gran terremoto: porque el ángel de Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella. Y su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas se asombraron, y fueron vueltos como muertos. Y respondiendo el ángel dijo á las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, que fue crucificado. No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos: y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos, He aquí Jesús les sale al encuentro, diciendo: Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y le adoraron.” (S. Mateo 28:1-9),

“Finalmente se apareció á los once mismos, estando sentados a la mesa, y censuróles su incredulidad y dureza de corazón, que no hubiesen creído á los que le habían visto resucitado.” (S.Marcos 16:14),

“Y el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron la piedra revuelta del sepulcro. Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;

Y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿ Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, cuando aun estaba en Galilea, Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras. Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas á los once, y á todos los demás.” (S. Lucas 24:1-9),

“Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, él se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz á vosotros. Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían espíritu. Mas el les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como véis que yo tengo. Y en diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y no creyéndolo aun ellos de gozo, y maravillados, díjoles: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y el tomó, y comió delante de ellos.

Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aun con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas , y en los salmos. Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras; Y díjoles: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día.” (S. Lucas 24:36-46)

“Y si me fuere y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo: para que donde yo estoy vosotros también estéis.” (S. Juan 14:3),

“Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos blancos; Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿que estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11).

 

Creemos que la resurrección de Jesucristo de entre los muertos fue cumplida según la profecía.

“A Jehová he puesto siempre delante de mi: Porque está á mi diestra no seré conmovido. Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: También mi carne reposará segura. Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida: hartura de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre” (Salmo 16:8-11)

“Yo en justicia veré tu rostro: Seré saciado cuando despertare á tu semejanza.” (Salmo 17:15)

“Con todo eso Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando hubiere puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” (Isa.53:10),

 Y que es el fundamento de nuestra fé y justificación,

“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado,sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme a las Escrituras. Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.” (1a. Cor. 15:1-4), “El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación.” (Rom. 4:25), “Así también Cristo fue ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le esperan para salud.” (Hebreos 9:28).

 

2.- Creemos que en materia de enseñanza la Iglesia está fundada sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesucristo mismo.” (Efesios 2:20).

Creemos también que los Apóstoles fueron llamados por nuestro Señor Jesucristo para que estuvieran con él

“Y subió al monte, y llamó á sí á los que él quiso; y
vinieron a él. Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.” (S. Marcos 3:13-14)

“He aquí, yo os envío como ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como
palomas.” (S. Mateo 10:16)

“Y como fue de día, llamó a sus discípulos y escogió doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. A Simón, al cual también llamó Pedro, y á Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama Celador, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote que también fue el traidor.” (S. Lucas 6:13-16), “Y juntando a sus doce discípulos, les dio virtud y
potestad sobre todos los demonios, y que sanasen enfermedades. Y los envió a que predicasen el reino de Dios, y que sanasen a los enfermos.” (S. Lucas 9:1-2).

Y para que predicasen su Evangelio a las gentes

“Vosotros también como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales, agradables á Dios por Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en ella, no será confundido.” (1a. Ped. 2:5-6). 

 

3.- Creemos en la salvación por la fe en nuestro Señor Jesucristo;

La salvación es gratuita, es una dádiva que Dios otorga al hombre con la única condición que acepte los méritos sacrosantos del sacrificio de Cristo y al mismo tiempo lo acepte como su salvador

“Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; Y juntamente nos resucitó, y así mismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad, para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia soís salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” (Efesios 2:4-8).

 Creemos que el mismo Cristo dio el mandamiento para la predicación de su Evangelio:

“Y el que creyere y fuere bautizado será salvo”. “Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (S. Marcos 16:15-16), “El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (S. Juan 3:18), “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿que impide que yo sea bautizado?. Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” (Hechos 8:36-37), “Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tu, y tu casa.” (Hechos 16:31), “Mas ¿que dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos. Que si confesares con tu boca el Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

 

4.- Creemos que el bautismo Cristiano debe ser administrado en el nombre de Jesucristo.

 El bautismo en agua debe ser por inmersión y por un Ministro que llene las cualidades que marca la palabra de Dios

“Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)

“Porque aun no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.” (Hechos 8:16)

“Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús.
Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.” (Hechos 10:48)

“Oído que hubieron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” (Hechos 19:5)

“Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.” (Hechos 22:16),

“Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible,
marido de una mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar; No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado, no litigioso, ajeno de avaricia; Que gobierne bien su c asa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; (Porque el que no sabe gobernar su casa ¿como cuidará de la iglesia de Dios?) No un neófito, porque inflándose no caiga en juicio del diablo. También conviene que tenga buen testimonio de los extraños, porque no caiga en afrenta y en lazo del diablo.” (1a. Tim.3:2-7)

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé. El que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, ó contumases. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no
iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que os contradijeren.” (Tito 1:5-9).

 Creemos que el bautismo por inmersión representa la muerte del hombre al mundo y al pecado, y resucita para vivir una vida nueva en Cristo, semejante a la de su muerte, sepultura y resurrección.

“¿Pues que diremos? Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado ¿cómo viviremos aun en él? ¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, asi también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si fuimos plantados juntamente en él á la semejanza de su muerte, asi también lo seremos a la de su resurrección: Sabiendo esto: que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos mas al pecado.” (Rom. 6:1-6)

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos” (Gal. 3:27).

 

5.- Creemos en el perdón de los pecados en los méritos de nuestro Señor Jesucristo, concedido gratuitamente a los que verdaderamente se arrepienten y le aceptan como su suficiente y único Salvador.

Creemos que al perdonar Dios al hombre, lo trata como si no hubiera incurrido en ofensa alguna, con motivo a la expiación y mediación de Cristo, quien en persona sufrió el castigo que merecía el pecador.

“A este ha Dios ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados.” (Hechos 5:31)

“A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” (Hechos 10:43)

“Séaos pues notorio, varones hermanos, que por éste os es anunciada remisión de pecados.” (Hechos 13:38);

“En el cual tenemos redención por su sangre, la
remisión de pecados por las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7); “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús; Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia los pecados pasados.” (Rom.3:23-25) (Heb. 9:9-28),

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero, y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. De la cárcel y del juicio fué quitado; y su generación ¿quién la contará? porque cortado fue de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y dispúsose con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte, porque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando hubiere puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” (Isa. 53:4-10).

 

6.- Creemos en la justificación del creyente por la fe en la justicia de Dios, manifestada en Cristo;

Creemos que somos reputados como justos delante de Dios solamente en los méritos de Jesucristo, por la fe en su Santo nombre, y no por obras propias o merecimientos. Creemos que desde que el creyente acepta a Cristo como su Salvador, la justificación es tan perfecta como lo es el valor infinito de los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Creemos que en la justificación además de la remisión de los pecados liberando al hombre del castigo, incluye la entrada al eterno goce del favor de Dios.

“Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en este es justificado todo aquel que
creyere.” (Hechos 13:39),

“Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Rom. 5:1),

“Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Donde está pues la jactancia? Es excluída. ¿Por cual ley? ¿de las obras? No; mas por la ley de la fe. Así que concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles? Cierto, también de los Gentiles. Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión. ¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley.” (Rom. 3:26-31)

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.” (Gal 2:16)

“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, á los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.” (2a. Pedro 1:1).

 

7.- Creemos en la santificación del Creyente.

La santificación es la obra en virtud de la cual se hace la consagración perfecta para el servicio a Dios nuestro Señor. La sangre del sacrificio expiatorio de Cristo limpia, purifica y consagra el corazón del hombre para ser morada del Espíritu Santo. Lo que antes era inmundo y pecaminoso, ahora es santo y puro; el creyente es purificado de la corrupción de su naturaleza, su alma es lavada y purificada por el poder salvífico de la sangre de Jesucristo que se ofreció a si mismo con sacrificio expiatorio para consagrar y santificar un pueblo digno de su santo nombre.

“Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el espíritu de nuestro Dios.” (1a. Cor. 6:11), “Porque el que santifica y los que son
santificados, de uno son todos: por lo cual no se
avergüenza de llamarlos hermanos.” (Hebreos 2:11)

“Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el mas amplio y mas perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta creación; y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza de la becerra, rociada a los inmundos, santifica para la purificación de la carne. ¿Cuanto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de la muerte para que sirváis al Dios vivo?” (Heb 9:11-14)

“En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez. Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados: Pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre está sentado a la diestra de Dios. Esperando lo que resta, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Porque con una sola ofrenda
hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Heb. 10:10-14)

“Judas siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, á los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en Jesucristo.” (Judas 1:1).

 

8.- Creemos en la regeneración del creyente; Creemos que la regeneración es el nuevo nacimiento, una obra del Espíritu Santo en virtud de la cual el que estaba muerto en pecados y delitos ajeno del conocimiento de Dios, es criado de nuevo en Cristo, conforme a Dios en justicia y santidad de verdad, recibe el impulso de los sentimientos de amor supremo hacia El, y de amor desinteresado hacia el prójimo.

“Respondió Jesús y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. Dícele Nicodemo: ¿Como puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.” (Juan 3:3-7); “Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en verdad.” (Efesios 4:24); “No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo.” (Tito 3:5); “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia, nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.” (1a. Pedro 1:3).


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