San Lucas 17:11
En la lectura de este versículo se narra la actitud de una persona que, al recibir la salud en su cuerpo, vino ante el Maestro y derribándose a sus pies, expresamente le agradece por el gran favor que recibió.
Nos relata la Biblia que andando Jesús aquí sobre la faz de la tierra, en una ocasión en que caminaba con destino a Jerusalem, al pasar por medio de Samaria y de Galilea, al entrar en una aldea, lo recibieron diez hombres que estaban enfermos, tenían lepra. A lo lejos se detuvieron y con voz muy fuerte, gritaron: Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros. El Señor los envió a mostrarse con los sacerdotes, con gusto lo hicieron, después de hacer lo que Cristo les dijo; al momento fueron limpios. Ante este glorioso acontecimiento, una vez sanos, nueve de ellos, ignoraron el gran favor, no tuvieron el ánimo en su corazón de regresar ante quien les había concedido la salud, y agradecer al Doctor de doctores que fue Él que les concedió ese bien. En cambio uno, agradecido y valorando el inmenso favor, va hasta Jesús, y glorificando su nombre y humillado hasta el polvo, le da gracias al Señor. (San Lucas 17:11-16)
El término gracias; se utiliza para expresar el agradecimiento a una persona por los favores hechos. Es un sentimiento que nace del corazón, que ayuda a apreciar el beneficio recibido y nos conduce a corresponder a Él. Todos los que por gracia de Dios, hemos alcanzado grandes y gloriosas bendiciones de parte de Él, somos conscientes que el Señor nos ha hecho participantes de su naturaleza divina, y no solo esto, continuamente nos colma de favores y misericordias, por lo mismo, el deber de cada uno de nosotros es, expresarle de viva voz nuestro agradecimiento, así nos recomienda la palabra de Dios: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, á la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.” Colosenses 3:15. ¿Cuándo y en qué momento o circunstancia seremos agradecidos? En todo, en la alegría, como también en la angustia, en la abundancia, pero también en la escases, en la salud y en la enfermedad, tendremos la fuerza para decirle al dueño de nuestra vida: Gracias Señor.
Encontramos un testimonio Bíblico de un hombre justo, en su meditación y remembranza que hace de las cosas que de Dios recibió, dijo: “¿Qué pagaré á Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Salmo 116:12. ¿Cómo le puedo pagar a mi Dios, tanto bien que me ha hecho? Haciendo que cosa puedo abonar a sus favores, concluye diciendo: “Tomaré la copa de la salud, é invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos á Jehová delante de todo su pueblo.” Salmo 116:14. Pagando los votos al Altísimo, no solo se abona sino que se le demuestra la Gratitud del corazón. Así que, hermano; paguemos nuestros votos a Dios nuestro Señor. Todos los cristianos en algún momento abrimos nuestro corazón y nuestros labios para prometer al Señor, llegaremos ante su presencia pagando el voto prometido, así le estamos diciendo; muchas gracias Señor.
En el ocaso del año dos mil veinte, es oportuno que todos hagamos una remembranza de lo que el Señor ha hecho a favor de nosotros y de nuestros hijos. El apóstol San Pablo dice: “…Si bien no se dejó á sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, hinchiendo de mantenimiento y de alegría nuestros corazones.” Hechos 14:17. Tenemos el testimonio del bien de Dios impartido a nosotros, no faltó el sustento para la familia, tampoco el vestido, nos mantiene con vida, conscientes estamos que este año, nos deja una estela de cosas que Dios ha permitido que así sucedan dentro de esto hay buenos recuerdos, El Señor nunca nos ha dejado, ha sido nuestro amparo, nuestro refugio, la roca de nuestra salud. Por todo esto alabamos y bendecimos su Nombre, sabiendo que de Él es la magnificencia, el poder y la gloria, la victoria y el honor, Él señorea en todas las cosas, por ello concluyo diciendo: Muchas Gracias Señor.
Hno. Simeón Alvarado De Lara